La influencer, con 1.1 millones de seguidores en Instagram, fue polémica por su transformación física
Jocelyne Wildenstein, conocida como “la mujer felina” debido a sus numerosas operaciones de cirugía estética, falleció el martes en París a los 84 años por una embolia pulmonar, según confirmó su pareja a un medio de comunicación.
La mujer, con 1.1 millones de seguidores en Instagram, era conocida por sus numerosas intervenciones estéticas en el rostro y las leyendas que rodearon su transformación física.
Algunos afirman que quiso parecerse a un felino a toda costa o que se gastó millones de dólares para conseguirlo. La última vez que Wildenstein publicó un vídeo de ella y su pareja, Lloyd Klein, fue cuando ambos posaron para los fotógrafos a las puertas del Ritz de París el 23 de diciembre.
Wildenstein concedió recientemente varias entrevistas televisivas en Francia en las que habló de su sonado divorcio y de sus operaciones. “Mi (ex)marido pensó que era una muy buena publicidad, para difundirla durante el divorcio”, aseguró recientemente en un programa televisivo local.
Nacida en Lausana, Suiza, el 7 de septiembre de 1945, Jocelyn Perisset entró en el mundo de la alta sociedad neoyorquina al casarse con el comerciante de arte Alec Wildenstein, cuyo apellido conservó tras su divorcio en 1998, y con quien tuvo dos hijos.
Durante el proceso de separación, Jocelyn afirmó que se había sometido a tantos procedimientos cosméticos por su marido, de quien dijo que «odia estar con gente mayor».
Ella negaba que sus rasgos felinos se debieran a los resultados de la cirugía plástica.
Su transformación física
La obsesión de Jocelyn por los grandes felinos africanos no solo influyó en su estilo de vida, sino también en su apariencia. Al poco tiempo de casarse, comenzó a someterse a cirugías plásticas para lograr un aspecto más felino. Durante las décadas siguientes, su rostro fue cambiando, adquirió características como «ojos de gato», pómulos prominentes y una piel extremadamente tersa. A pesar de los rumores, Wildenstein negó en numerosas ocasiones haberse sometido a procedimientos estéticos, atribuyendo su transformación a la naturaleza y a la caracterización de sus peinados.
Un estilo de vida de lujo y extravagancia
La nueva señora Wildenstein adoptó un estilo de vida opulento. Durante su matrimonio, la pareja vivió en el rancho ‘Ol Jogi’, una inmensa propiedad familiar en Kenia, famosa por su fauna exótica y recintos para tigres diseñados personalmente por Jocelyn. El rancho era solo uno de sus múltiples hogares alrededor del mundo, todos ellos atendidos por decenas de empleados.
Sus gastos eran legendarios. Se decía que la pareja gastaba alrededor de un millón de euros al mes. Jocelyn adquiría vestidos de alta costura de Chanel por cientos de miles de euros y decoraba sus propiedades con obras de arte y muebles exclusivos.
Su exmarido, Alec, declaró en una entrevista que Jocelyn «pensaba que podía arreglar su rostro como si fuera un mueble». Tras su divorcio en 1999, la prensa la apodó «La novia de Wildenstein», comparándola con un personaje salido de una pesadilla de Frankenstein.
Un divorcio millonario y una fortuna desperdiciada
El matrimonio Wildenstein terminó de forma escandalosa cuando Jocelyn sorprendió a Alec en la cama con otra mujer. Durante el proceso de divorcio, Alec fue acusado de amenazarla con un arma, lo que intensificó el drama mediático. El acuerdo de divorcio fue uno de los más costosos de la historia: Jocelyn recibió más de 2,500 millones de euros, además de 100 millones anuales durante 13 años.
Sin embargo, la fortuna que parecía inagotable se desvaneció rápidamente. En 2018, Jocelyn se declaró en bancarrota, afirmando que malas inversiones y un fraude en el fideicomiso de arte de su divorcio (que incluía obras falsas atribuidas a Velázquez) fueron los principales culpables. También se informó que su estilo de vida extravagante contribuyó a su ruina financiera, con gastos desmedidos en joyas, arte y residencias de lujo.