El Manchester City no levanta cabeza ni contra un Everton que se encuentra en la parte baja de la tabla. En Boxing Day, el equipo de Guardiola prorrogó su mala racha y terminó sufriendo para rascar un pobre empate que lleva al equipo a alargar la crisis, que dura ya desde finales de octubre. Bernardo adelantó a los citizens, pero el gol diluyó a un equipo sin alma, que terminó haciendo un partido calamitoso y que pudo perderlo en el tramo final.
El conjunto skyblue llegaba a Boxing Day con la obligación de ganar, después de tres derrotas consecutivas, de perder nueve de sus últimos 12 partidos y ganar sólo uno. La mala racha de resultados de los de Guardiola les había llevado a caer a la sexta posición de la Premier League, alejados a 12 puntos del Liverpool, que es líder, y con un partido más.
El equipo inglés necesitaba recuperarse ya de esa crisis y se medía en casa a un Everton que pelea por no descender. Esta vez, Guardiola decidía dejarse en el banquillo, de forma sorprendente, a Kevin de Bruyne e Ilkay Gündogan, pero parecía que con lo que ponía sobre el césped –Bernardo, Haaland, Foden, Savinho o Doku– serviría para ganar a un histórico venido a menos en los últimos años.
Se le pondría de cara además el partido, gracias a un golazo de Bernardo Silva en el minuto 14 de partido. El City encarrilaba el partido, mientras que el Everton no había llegado a la portería de Ortega en todo el partido. El meta repetía titularidad después de las últimas cantadas de Ederson que le han abocado a la suplencia. Sin embargo, el gol del conjunto local provocaba la reacción de los de Liverpool, que comenzaban a llegar y empatarían el partido en el 36′, por medio de Ndiaye.
No serían capaces de marcar en lo que quedaba de primera parte y en la segunda parte tenían la oportunidad de volver a adelantarse en el marcador. El colegiado pitaba un penalti favorable a los de Guardiola en el minuto 53 del encuentro. Sin embargo, Erling Haaland dejaba patente el estado anímico del vestuario del Manchester City y erraba desde los 11 metros.
Pickford detenía la pena máxima, pero es cierto que el noruego lo tiró fatal. Marcaría en el rechace el delantero, tras recibir un pase de Gvardiol, pero se encontraba en claro fuera de juego, por lo que no subía al marcador.
El penalti fallado por Haaland hundía al Manchester City, que por más que encerraba en su campo al Everton, pero no generaba absolutamente nada. Ni siquiera la entrada de De Bruyne –en el 75’– ni de Güngogan –diez minutos después– consiguieron cambiar a un City que se encomendaba a la electricidad de Savinho para tratar de cambiar el signo del partido.
Al contragolpe buscaba el Everton sacar aún más petróleo en el Etihad. Y estuvieron a punto de lograrlo. Un disparo desde la frontal chocó en Akanji y desvió la trayectoria hasta estar a punto de sorprender a un Ortega que estaba vencido. Además, en la última jugada del partido, el equipo de Liverpool dispuso de una clara oportunidad, atacando cuatro contra dos, pero no estuvieron nada finos.