Crece la persecución contra la comunidad LGBT en la Rusia de Vladimir Putin. La policía de Moscú hizo violentas redadas en varios bares y clubes nocturnos, y detuvo al director de una agencia de viajes gay, en aplicación de las leyes que penalizan la “propaganda LGBT”, según informaron los medios de comunicación estatales rusos.
Las redadas se produjeron cuando se cumple un año desde que el Tribunal Supremo de Rusia ilegalizara el “movimiento internacional LGBT”, allanando el camino para detenciones y procesamientos de la ya reprimida comunidad LGBTQ del país.
Las fuerzas de seguridad rusas hicieron redadas el sábado en al menos tres bares y clubes nocturnos durante la noche “como parte de las medidas para combatir la propaganda LGBT”, informó la agencia de noticias estatal TASS.
Vídeos difundidos en las redes sociales desde la discoteca Arma, antiguo local del Mutabor, mostraban a los asistentes sentados en la pista de baile mientras la policía antidisturbios caminaba gritando órdenes.
Otro video mostraba a gente saliendo del popular club gay Mono, en el centro de Moscú, con las manos por encima de la cabeza, con un furgón policial aparcado fuera.
El Ministerio del Interior declaró que la policía también había hecho una redada en un club nocturno anónimo de la calle Skladochnaya, que había estado “propagando la ideología del movimiento LGBT prohibido”.
El Kremlin ha intensificado su retórica conservadora desde que lanzó su ataque militar contra Ucrania hace casi tres años, presentando el conflicto como un campo de batalla contra Occidente y sus valores.
Los grupos de derechos humanos afirman que el país está llevando a cabo una represión sin precedentes contra las personas LGBTQ, que ha llevado a la detención de propietarios de bares gays y al procesamiento de cualquier persona relacionada con la promoción de los derechos LGBTQ.
La persecución llegó a tal punto que en marzo de este año las autoridades rusas incluyeron al movimiento LGBT, que se encuentra prohibido en el país, en su lista de organizaciones terroristas y extremistas, lo que podría implicar la congelación de cuentas bancarias vinculadas al colectivo.