Rusia expulsó este martes a un diplomático británico que trabajaba en la embajada en Moscú, acusándole de espionaje, lo que supone el último golpe a las ya muy endebles relaciones diplomáticas entre ambos países.
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) alegó que el diplomático británico proporcionó intencionadamente información falsa para entrar en el país como tapadera para realizar labores de espionaje, “violando así la legislación rusa”, según el medio estatal TASS.
“El FSB ruso ha identificado indicios de labores de inteligencia y subversivas por parte de dicho diplomático que amenazan la seguridad de la Federación Rusa”, dijo el servicio de seguridad.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia revocó posteriormente la acreditación diplomática del diplomático y le ordenó que abandonara Rusia en el plazo de dos semanas, se informó.
El FSB ruso afirmó que el diplomático fue enviado a Moscú para “sustituir” a uno de los seis presuntos agentes de los servicios de inteligencia británicos que Rusia expulsó este verano.