El sol se ocultaba tras el Merendón cuando el autobús, cargado de sueños y determinación, llegó al hotel de concentración en San Pedro Sula.
Eran las 5:40 de la tarde del domingo y la gran ciudad ya respira fútbol de la «H», la selección nacional de Honduras se prepara para enfrentar a México este viernes próximo, en el primero de dos juegos que definirá su pase a la tan ansiada Final Four de la Liga de Naciones de la Concacaf.
Al frente de esta misión se encuentra el Profesor Reinaldo Rueda, quien al descender del autobús irradiaba esa calma envidiable que solo los guerreros experimentados poseen, a su lado, el respaldo de su equipo técnico: Alexis Mendoza, Geovany Hernández, Néstor Lotartaro y Pablo Román, quienes, al igual que él, saben que el reto es monumental, pero también saben que la historia se forja con enfrentamientos de esta magnitud.
La llegada de los jugadores marcaba el inicio de una semana crucial. Los primeros en descender fueron Edwin Rodríguez, Edrick Menjívar, Jorge Álvarez, Carlos Pineda, Jorge Benguché, Yustin Arboleda y Mario Pinto. Un grupo que, al pisar el suelo sampedrano, hizo que la atmósfera se cargara de una energía palpable, esa misma que emana de quienes tienen el honor y la responsabilidad de representar a toda una nación.
Antes de ellos anticiparon su llegada por residir en San Pedro Sula Bryan Acosta, Devron García, Andy Najar y Juan Obregón y puesto su mirada en el desafío que los espera.
Con la incorporación más tarde de Alenys Vargas, Jesús Batíz, Javier Arriaga, Francisco Martínez y Deybi Flores, la delegación comenzaba a tomar forma y a tejerse en un solo equipo de guerreros.
Para este lunes, se espera la llegada de los convocados del club Motagua y Olancho además Denil Maldonado y Rigoberto Rivas, quienes se unirán a la disciplina del equipo por la mañana. Finalmente, el martes por la tarde, Kervin Arriaga y Luis Palma, que viajan desde Europa, completarán la lista de combatientes que Rueda ha elegido para este enfrentamiento.
Este lunes, el equipo cinco estrellas comenzará su primer entrenamiento de la semana en el estadio Francisco Morazán, ese mismo césped donde tantas batallas se han librado y donde, bajo la atenta mirada de su cuerpo técnico, el equipo trazará su plan para contrarrestar a los aztecas.
El desafío y la promesa de un nuevo capítulo
Para Honduras, este duelo contra México representa mucho más que un partido de fútbol. Es una prueba de carácter, un escenario para demostrar que cada entrenamiento, cada sacrificio y cada gota de sudor derramada tiene un propósito. El equipo nacional no solo se enfrenta a uno de los favoritos de la región, sino también a la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en la historia del fútbol hondureño.