Por César Indiano
La razón por la cual no se puede poner en marcha ningún Plan Venezuela en Honduras es porque aquí No es Venezuela. Honduras es un país de apenas diez millones de habitantes, casi un millón viviendo fuera del país, con una población predominantemente creyente, con una clase media abastecida, con una clase alta orgánica y con cientos de dirigentes sindicales y campesinos que viven como los dioses, cobrando rentas legalmente instituidas.
La economía hondureña se fundamenta en el auto abastecimiento de mercados regionalizados y en la exportación agroindustrial de productos agroalimentarios no conflictivos como el café, el aceite de palma, las frutas y las semillas. El grueso social vive del gobierno y las principales avenidas están plagadas de vendedores populares, 100 % informales. Es decir, no tenemos voz ni voto ni en la OTAN ni en la OPEP ni en la OIC ni en la OMC, esto quiere decir que nuestro producto interno bruto es pequeño y humilde.
A diferencia de Venezuela, que forma parte de un tenaz tablero global donde se disputa el petróleo, la bauxita, el armamento, las telecomunicaciones y la marina mercante, Honduras es un inofensivo paisaje productivo, cuya población se ahoga en un vaso de agua.
Tras los repentinos requerimientos que el Ministerio Público ha interpuesto contra del precandidato Nasry Asfura, una alarmada (y aniñada) oposición, ha salido a pegar el grito al cielo, diciendo que ya se puso en marcha un Plan Venezuela para Honduras. Esto es una locura. La Unidad Fiscal Especializada contra las Redes de Corrupción está habilitada para requerir a cualquiera de nosotros y nuestro deber es presentarnos y defendernos de todo tipo de delitos reales o supuestos.
Este mismo Ministerio Público – actuando conforme a derecho – derribó el tronco donde se rascaban los tigres del Partido Libertad y Refundación. Y esto significó, políticamente hablando, descabezar al partido oficial, desterrar piezas vitales hacia un exilio misterioso y remover piezas estratégicas dentro del aparato público, tanto así, que la probabilidad de la reelección para el partido de gobierno se redujo al 50%. Sólo un loco podría decir que la caída de Carlos Zelaya Rosales forma parte del Plan Venezuela para Honduras.
Aquí lo que corresponde es que el señor Tito Asfura se presente al Ministerio Público y desvanezca las supuestas acusaciones de malos manejos de los fondos municipales. Los liderazgos no se demuestran solamente bailando punta y repartiendo besitos a diestra y siniestra, es necesario que los líderes den la cara ante los problemas puros y duros de la realidad. Si Tito no la debe, seguramente, no la teme.