Los ocho soldados israelíes que murieron este miércoles en enfrentamientos con terroristas de Hezbollah en el sur del Líbano fueron identificados por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Se trata de los primeros caídos israelíes desde que Jerusalén lanzó ayer su incursión terrestre en el país vecino para desarticular al grupo terrorista.
El primero en ser confirmado fue Eitan Itzhak Oster, un soldado de 20 años, cuya muerte representó la primera baja israelí en territorio libanés desde la guerra de 2006. Horas después, el ejército divulgó los nombres de otros siete uniformados caídos en la ofensiva terrestre iniciada en la madrugada del martes.
Entre los fallecidos figuran los capitanes Harel Etinger e Itai Ariel Giat, ambos de 23 años. Etinger, natural de Jerusalén, formaba parte de una unidad de reconocimiento y había servido en el ejército durante los últimos cinco años. Su compañero, Giat, oriundo de Haifa, era comandante de una unidad de infantería y conocido por su destreza en misiones de operaciones especiales.
Los sargentos de primera clase Noam Barzilay, de 22 años, y Or Mantzur y Nazar Itkin, de 21, murieron en la misma operación en la que cayeron Etinger y Giat, en enfrentamientos de corta distancia con milicianos de Hezbolá en la localidad sureña de Maroun al-Ras, cerca de la Línea Azul que divide Líbano de Israel. Otros cuatro soldados resultaron heridos en el combate, según fuentes militares.
En un segundo incidente, el sargento Ido Broyer, de 21 años, y su compañero de unidad, Almken Terefe, también de 21, perdieron la vida en circunstancias aún no especificadas por las FDI. Ambos formaban parte de la brigada Golani, una unidad de élite de infantería conocida por su papel en operaciones de alto riesgo. Un soldado de la misma brigada resultó herido en el incidente.
El ejército israelí ha intensificado su presencia en la frontera con el Líbano en respuesta a los recientes enfrentamientos, creando nuevas “zonas militares cerradas” en localidades aledañas y desplegando a la división 36, que incluye brigadas acorazadas y de infantería, como refuerzo para la ofensiva. La escalada de violencia en las últimas semanas ha dejado cerca de 2,000 muertos, según cifras oficiales.
Hezbollah, que cuenta con el respaldo de Irán, reconoció en un comunicado que mantiene enfrentamientos con “soldados israelíes infiltrados” en Maroun al-Ras y en otras zonas cercanas a la línea divisoria, e insinuó haber causado bajas entre las fuerzas hebreas. El grupo también afirmó haber destruido tres tanques israelíes.
Hasta ahora, más de 150 infraestructuras del grupo han sido destruidas en bombardeos aéreos israelíes, incluyendo cuarteles, almacenes de armas y lanzacohetes.
Las muertes de los soldados han generado muestras de condolencias y duelo en todo el país. Mientras tanto, la situación en la frontera sigue siendo tensa, con ambas partes intercambiando fuego en medio de temores de una escalada mayor.