Sin suministros, sin electricidad y sin paciencia, las personas que vieron cómo el poder de una enorme tormenta trastocaba sus vidas emergieron a una nueva semana, enfrentándose al enorme desafío de reconstruir. Algunas de las carreteras y puentes que necesitan para hacer el trabajo ya no están allí. La electricidad podría tardar una semana o más en ser restablecida. Los servicios de emergencia están sobrecargados. Y los vecinos, algunos de cuyas propias casas han desaparecido, están ayudando como pueden.
Al menos 128 personas han muerto en seis estados, lo que convierte a Helene en uno de los huracanes más mortíferos de los últimos 50 años. Muchas más siguen desaparecidas, tal vez sin poder abandonar su ubicación o sin poder comunicarse con sus familiares, donde la infraestructura de comunicaciones está en ruinas.
Cientos de carreteras permanecen cerradas, especialmente en las Carolinas, lo que dificulta la entrega de suministros muy necesarios. Y más de 2 millones de clientes siguen sin electricidad, según PowerOutage.us. Las compañías eléctricas están lidiando con carreteras dañadas y bloqueadas mientras trabajan para restablecer la energía a hogares y empresas.
El presidente Joe Biden visitará algunas de las comunidades afectadas a finales de esta semana, “tan pronto como no interrumpa las operaciones de respuesta a emergencias”, dijo la Casa Blanca el domingo por la noche. Biden habló este lunes por la mañana en la Casa Blanca sobre los esfuerzos federales en marcha para acelerar la llegada de recursos a donde se necesitan. El presidente aprobó la ayuda en caso de desastre y ha estado en contacto con los gobernadores donde los daños fueron más graves.