El ejército israelí intensificó sus operaciones militares contra Hezbollah en Líbano el jueves, rechazando las propuestas de un alto el fuego de 21 días presentadas por Estados Unidos y sus aliados, en medio de una creciente preocupación por la escalada del conflicto en la frontera norte de Israel.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron que estaban llevando a cabo nuevos ataques contra objetivos de Hezbollah en Líbano, continuando una campaña que ha abatido a varios mandos del grupo y destruido infraestructura terrorista clave en los últimos días. “Las Fuerzas de Defensa de Israel están atacando objetivos terroristas de Hezbollah en Líbano”, declaró el ejército en un comunicado.
Según informes militares, durante la noche se atacaron aproximadamente 75 objetivos en el sur y este de Líbano, incluyendo depósitos de municiones y plataformas de lanzamiento de proyectiles. El ejército israelí también reportó la intercepción de unos 45 proyectiles disparados desde territorio libanés.
Más tarde, las FDI agregaron que su Fuerza Aérea atacó además una infraestructura en la frontera entre Siria y Líbano, utilizada por Hezbollah para transferir armas desde territorio sirio en Líbano.
Un ataque cerca de la antigua ciudad de Baalbek mató al menos a nueve personas, según el Ministerio de Sanidad libanés, mientras la Agencia Nacional de Noticias libanesa describía el bombardeo nocturno de la zona como “el más violento” de los últimos días.
Mientras, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Relaciones Exteriores, Israel Katz, rechazaron categóricamente las propuestas de alto el fuego. “Es una propuesta de Estados Unidos y Francia, a la cual el primer ministro ni siquiera respondió”, declaró la oficina de Netanyahu, añadiendo que se ordenó al ejército “que siga combatiendo con toda la fuerza necesaria”.
Por su parte, Katz fue aún más enfático en su postura: “No habrá un cese al fuego en el norte. Seguiremos combatiendo a la organización terrorista Hezbollah con toda la fuerza hasta la victoria y hasta el retorno seguro a sus casas de los habitantes del norte”, escribió en la red social X.
Por su parte, Hezbollah ha intensificado sus ataques contra Israel. El grupo respaldado por Irán afirmó haber bombardeado complejos de la industria militar israelí cerca de Haifa con “salvas de cohetes”. Estos ataques forman parte de una campaña más amplia que Hezbollah ha llevado a cabo desde el domingo, en respuesta a los ataques israelíes.
La tensión en la región ha alcanzado niveles alarmantes, con el jefe militar israelí declarando el miércoles que se estaban preparando para una posible operación terrestre en Líbano.
“Estamos atacando todo el día, tanto para preparar el terreno ante la posibilidad de su entrada, como para seguir golpeando a Hezbollah”, declaró el teniente general Herzi Halevi.
Esta amenaza se produce tras 11 meses de intercambios de fuego transfronterizos, que ahora amenazan con convertirse en una guerra a gran escala.
La escalada ha tenido serias consecuencias para la población civil. Según el Ministerio de Sanidad libanés, más de 72 personas perdieron la vida solo el miércoles, elevando el número total de víctimas mortales a más de 630 desde el lunes. Además, se reportan más de 2.000 heridos y miles de desplazados en el sur del Líbano.
Un incidente particularmente trágico ocurrió en el pueblo de Younine, en el noreste de Líbano, donde un ataque aéreo israelí destruyó un edificio que albergaba a trabajadores sirios. Según la Agencia Nacional de Noticias estatal libanesa, 23 ciudadanos sirios perdieron la vida en este ataque, mientras que otros cuatro sirios y cuatro libaneses resultaron heridos.
La situación humanitaria se agrava. Las Naciones Unidas estiman que más de 90.000 personas se han visto desplazadas en los últimos cinco días, elevando el total a 200.000 desde el inicio del conflicto. Este éxodo masivo se produce en un país que ya acoge a casi 780.000 refugiados sirios registrados, la mayor población de refugiados per cápita del mundo.
Cientos de miles de personas también fueron evacuadas de las zonas fronterizas israelíes en las últimas semanas debido a los contantes ataques de Hezbollah.
El conflicto actual tiene sus raíces en el ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre, que desencadenó la guerra en Gaza. Hezbollah, aliado de Hamas y de Irán, comenzó a lanzar cohetes contra el norte de Israel en solidaridad con la causa palestina, lo que ha llevado a una respuesta militar israelí cada vez más contundente.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. La propuesta de alto el fuego de 21 días, respaldada por Estados Unidos, Francia y otros aliados, buscaba “dar espacio a la diplomacia” y evitar una guerra total entre Israel y Hezbollah que podría desestabilizar aún más una región ya convulsionada por el conflicto en Gaza.