El papa Francisco se reunió con los obispos y los religiosos y las religiosas de Timor Oriental, tercera etapa de su viaje a Asía y Oceanía, y les pidió que “amen la pobreza” y no se dejen tentar por la “soberbia y el poder”, en un país que se halla entre los más pobres del mundo.
El papa acudió a la catedral de María Inmaculada de la capital, donde le esperaban cientos de religiosos y religiosas del país, considerado el más católico del mundo después del Vaticano ya que así se declara el 95 % de su población.
Un papa muy “cercano” con los residentes de Timor Oriental
Después de recorrer las calles de Dili, donde decenas de miles de personas se agolparon para verlo pasar, llegó a la catedral para mostrar su cercanía a la Iglesia del país con 347 sacerdotes y 1.038 religiosas y con 66 parroquias, 51 centros entre hospitales, residencias de ancianos y discapacitados y 320 escuelas.
En uno de los bancos se encontraba María Cecilia Andereggen, religiosa de la congregación Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, de 37 años y que lleva 8 años en Timor Oriental y la única misionera argentina en el país. Vive en Santete, en las montañas, donde trabaja en una escuela rural.