El viernes 6 de septiembre de 2024 las antorchas se volvieron a encender en Tegucigalpa. Después de un par de semanas cargadas de controversia para el Gobierno de la República con la terminación de la extradición y la publicación del video en el que Carlos Zelaya aparece con narcotraficantes negociando financiamiento de campañas políticas.
Poco a poco se juntaron varios hondureños en el Bulevar Centroamérica hasta que se vio un grupo importante de personas reunidas e inició la movilización. Como suele suceder, surgieron controversias sobre si se había llenado o no la movlización. No se puede comparar una movilización ciudadana con una movilización convocada por el Gobierno de la República. Tradicionalmente el partido que está en el poder dispone de los recursos del Estado para mover a su gente, y también para obligar a los que no se quieren mover. Eso lo hicieron los azules, y también lo hacen ahora los rojos.
Pero más que hablar del por qué se llenan o no las movilizaciones, el enfoque de este escrito es reflexionar en torno a quiénes quieren colarse en las antorchas. En 2015 cuando un grupo de jóvenes encendió la llama de las antorchas, no pasó mucho tiempo cuando políticos opositores de ese entonces quisieron meterse para “sacar pecho” con la causa. Ahora, los que antes andaban en las marchas están del lado del poder, y los que aborrecían a las antorchas, quieren figurar entre quienes lideran la causa.
No podemos olvidar que la MACCIH vino el país en el 2016 porque los hondureños se movilizaron en las calles para pedir que viniera la CICIH. Como resultado de ello, el Gobierno de JOH accedió a que viniera la MACCIH, y los terminó agarrando por sorpresa, presentando acusaciones de corrupción en los tribunales, junto con la UFECIC del Ministerio Público, en contra de diputados y diferentes funcionarios públicos. Cuatro años después, en 2020, el Gobierno de JOH no quiso ampliar el convenio internacional que permitiría a la MACCIH continuar en Honduras. Y después de muchos de los subalternos de JOH apañaron los ataques a la MACCIH, ahora sí andan queriendo meterse en las antorchas para pedir que siga la extradición y que venga la CICIH .
Como hondureños debemos tener memoria. Por supuesto que las antorchas son necesarias siempre que un gobierno, indistintamente del partido político, utilice el poder para beneficio de un grupo. Pero el objetivo de adecentar la política nacional no puede significar darle un cheque en blanco a quienes hace no mucho tiempo conspiraban políticamente para apagar las antorchas.