Solo con haber trascendido la terminación del tratado de extradición entre Estados Unidos y Honduras, por decisión de la presidenta de la República, Xiomara Castro, ya era una noticia que produciría un alto impacto en el país. Encima de eso se dio la renuncia del secretario del Congreso Nacional y la renuncia del que hasta el 1 de septiembre fue el ministro de Defensa Nacional. Luego la precandidata presidencial del Partido Libre fue nombrada ministra de Defensa. A eso se suma que el jefe de bancada de Libre presentó su renuncia por haber sido mencionado como coordinador de las reuniones en las que el secretario del Congreso habría participado.
Entre el domingo 1 y el lunes 2 de septiembre de 2024 el Partido Libre salió respaldando a la presidenta Castro y al diputado Carlos Zelaya, y el Partido Nacional respondió reprochando al Partido Libre la cancelación de la extradición. Para mí, todo se resume en que no hay por dónde pasar. Como país, llevamos casi una semana en medio de decisiones que, en el fondo, nos afectan a todos, más que a los políticos involucrados.
La extradición ha probado su valía con solo el hecho de que un expresidente de la República haya sido juzgado en Estados Unidos, también diputados del Congreso Nacional y autoridades de la Policía Nacional. Casualmente surge el peligro de que la extradición se vuelva un instrumento político ahora que Carlos Zelaya decidió ir a declarar sobre su participación en una reunión 11 años atrás. ¡Independencia de poderes! ¡Confianza en la justicia nacional! A esta restauración súbita de la democracia y la justicia hondureña se suma que ahora no importa andar en política y ser ministra con cartera. Todo se vale, en nombre de los derechos, cuando se está en el poder. Nada se vale, en nombre de la institucionalidad.
A veces uno se pregunta si realmente podremos avanzar hacia un Estado funcional. Lo que es una realidad es que, así como están las cosas, el Estado es un negocio para los políticos. Antes Libre era un abanderado de la democracia, del #FueraJOH que se materializó con la extradición y de la independencia de poderes. Ahora el Partido Nacional es el abanderado de la extradición y de los contrapesos en el Estado.
Lo que los partidos políticos nos han demostrado es que estar en el poder es funcional, y estar en la oposición también. ¿Cuál de las dos cosas son funcionales para la población? Quizás, tener un Poder Ejecutivo, un Poder Judicial y un Poder Legislativo que existan para lo que fueron creados. Lastimosamente nuestra historia nos condena y la forma en que hemos votado como población nos sentencia a repetirla, cada cuatro años.