Técnico y dirigentes habían observado que el brasileño Vinícius Junior no era el mismo en las dos últimas semanas. La motivación del título en juego ante el Atalanta, desvío un tanto el foco y mostró la mejor versión del delantero, pero el inicio liguero ha dejado patente que algo pasa con el brasileño. El partido ante Las Palmas ha confirmado todas las dudas y la incertidumbre ha dejado paso a una alarma encendida y la sirena sonando a todo volumen.
La noticia aparecida semanas atrás relacionada con el deseo del fútbol saudí de reclutar a Vinicius es vista desde el club como el principal argumento para encontrar el motivo del desenfoque del objetivo en el trabajo diario del brasileño. Lo cierto es que el equipo no funciona y lo que se apuntaba a ser una máquina perfecta de golear, ha desembocado en un juego de deslavazado, sin ideas, y, por muchos momentos cada uno haciendo la guerra por su cuenta, especialmente en la línea de ataque.
No es el único que preocupa, ya que los focos también están puestos sobre Rodrygo, que ante el equipo insular poco o nada aportó tras su salida en el descanso. Lo cierto es que uno y otro han protagonizado, cada uno a su manera, los únicos capítulos de incertidumbre alrededor de su futuro en el presente verano.
Vinícius, a través de la entrevista en CNN, y Rodrygo, utilizando su entorno y redes sociales, han confirmado su expreso, deseo de seguir en el Real Madrid, de conquistar más títulos, pero las actitud y los gestos no vienen a ser los mismos. Falta intensidad, ganas y, sobre todo, efectividad.
Ancelotti pidió al equipo antes del partido ante Las Palmas, velocidad, dinamismo y entrega. La respuesta fue catastrófica, especialmente en la primera mitad. El gol recibido lo reflejó todo a la perfección, con esa apatía defensiva mostrada, pero luego fueron otros jugadores los que se limitaron a trotar sobre el campo, a buscar el regate imposible y a no jugar en equipo.
El técnico dice tener detectado el problema, esa distancia entre líneas, ese cada uno, mirar hacia abajo y no hacia el compañero y, especialmente, la ausencia de solidaridad, algo que está quedando patente y lastrando al equipo desde el arranque de temporada.