La familia de Aquiles Rivas, un inmigrante hondureño de 35 años que falleció en un trágico incidente de violencia, está solicitando apoyo de la comunidad para repatriar su cuerpo a Honduras.
Rivas, quien era padre de dos hijos y vivía en Estados Unidos, murió al recibir siete disparos de una pistola de nueve milímetros. El fatal tiroteo ocurrió después de un malentendido, según Karla Portillo, cuñada de la víctima.
El incidente involucró a Rivas y a otro hombre que recibió tres impactos de bala. Portillo explicó que la violencia se desató cuando un amigo de Rivas, con quien tenía una amistad de 15 años, se sintió ofendido por un comentario.
Rivas había bromeado llamándolo «suegro» en presencia de su hija, lo que aparentemente provocó que el amigo, armado con una pistola, esperara a Rivas para dispararle.
El trágico suceso ha generado gran preocupación sobre el control de la violencia armada en la comunidad. La familia de Rivas está afectada, no solo por la pérdida de su ser querido, sino también por las circunstancias que rodean su muerte.
Además, el dolor se ve agravado por la situación de los hijos de Rivas, quienes han quedado sin madre, ya que ella se encuentra en prisión.