Las elecciones presidenciales venezolanas que se celebrarán el próximo domingo ya se han convertido en un quebradero de cabeza para Brasil, no sólo por su proximidad geográfica. Y corren el riesgo de serlo aún más una vez se conozcan los resultados, sobre todo si Nicolás Maduro pierde y se niega a dejar el poder. En los últimos días, la escalada con Lula se ha disparado. Entrevistado el martes por agencias internacionales de noticias, el presidente brasileño dijo estar asustado por el “baño de sangre” anunciado por el presidente venezolano en caso de perder las elecciones. Agregó que “Maduro debe aprender que cuando se gana uno se queda, cuando se pierde uno se va”.
Para Lula fue un fuerte cambio de registro. Al día siguiente de las declaraciones de Maduro, el presidente brasileño había dicho, de hecho, todo lo contrario. “¿Por qué tengo que pelear con Venezuela? ¿Por qué tengo que hacerlo con Nicaragua? ¿Por qué con Argentina? Que elijan a los presidentes que quieran”, había dicho Lula durante un evento en San José dos Campos, en el interior del estado de San Pablo.
Dos entre los principales diarios de Brasil, Folha de São Paulo y O Estado de São Paulo, dedicaron sus editoriales a este rápido cambio de postura del presidente brasileño. “Como jefe de Estado de la mayor democracia de América Latina, Lula debe superar su omisión histórica ante el resurgimiento del chavismo. Si Maduro pierde, será necesario unir fuerzas con los vecinos de la región para obligarle a respetar el resultado de las urnas y, si gana, no impedir la impugnación del resultado de las elecciones”.
De hecho, el riesgo de que los resultados sean adulterados a favor de Maduro e impugnados es alto. Baste decir que de los cerca de 5 millones de venezolanos que huyeron al exterior y tienen derecho al voto, sólo 69.000 lograron inscribirse en las listas electorales abiertas en los consulados. En cuanto a O Estado de São Paulo, en su editorial escribe que “es muy difícil creer que sólo ahora el Demiurgo del Partido de los Trabajadores, que siempre ha celebrado la ‘democracia’ chavista, se haya dado cuenta de que Venezuela es una dictadura viciosa y que las dictaduras, especialmente las viciosas, no suelen caer pacíficamente con el voto. Cabe suponer, por tanto, que el cambio de discurso de Lula quizá tenga más que ver con el cálculo de que un posible desenlace violento en Venezuela podría acabar cargándose políticamente contra él”.
Maduro no tardó en responder al cambio de registro de Lula y reaccionó diciendo que “quien tenga miedo que se tome una manzanilla”. Luego arremetió contra el sistema electoral brasileño, acusándolo de ‘no controlar las urnas’. Ayer volvió a la carga contra Brasil, declarando que “nadie debe meterse en los asuntos internos de Venezuela porque nosotros no nos metemos en los de nadie”.
Sin embargo, más allá de las rencillas entre ambos presidentes, sigue confirmada la presencia del asesor de Lula en política exterior, Celso Amorim, durante el proceso electoral en Venezuela, a pesar de que su función no le permite ser observador electoral. El Tribunal Superior Electoral, tras insinuar en junio que no enviaría observadores, cambió de opinión la semana pasada y decidió enviar dos de sus representantes para acompañar la votación venezolana. Sin embargo, tras las críticas de Maduro al sistema electoral brasileño, ayer dio de nuevo un paso atrás, dejando de autorizar el envío de sus dos representantes por «las declaraciones irrespetuosas de Maduro». Chico Rodrigues, senador del Partido Socialista Brasileño (PSB) y presidente del Grupo Parlamentario Brasil-Venezuela, también ha sido invitado.
Hace unos meses, Lula se había sumado a la iniciativa de su colega colombiano Gustavo Petro de elaborar una propuesta para garantizar “un pacto democrático” en Venezuela y una transición política pacífica, especialmente si gana la oposición, pero el documento nunca tuvo continuidad. Y mientras el presidente brasileño muestra ahora su distanciamiento de Maduro, su asesor Amorim se mueve en otra dirección, como demuestra una reciente entrevista concedida al diario O Globo desde Washington, donde estuvo la semana pasada para hablar de Venezuela con el asesor de Seguridad de Estados Unidos, Jake Sullivan. Amorim declaró a O Globo que las elecciones en Venezuela “serán una gran oportunidad para mostrar que la democracia está consolidada y que no hay razón para sanciones”.
Los misiles podrían ayudar a Brasil a hacer frente a los blindados venezolanos en caso de que Maduro decida escalar la situación en Venezuela invadiendo el Esequibo, la región en disputa con Guyana. Desde hace semanas, recordamos, el comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada Bolivariana, Domingo Hernández Lárez, no ha dejado de celebrar en sus redes sociales tanques y hasta de un “tancódromo”, un lugar de entrenamiento militar para el uso de blindados en la isla de Anacoco, en la confluencia del río Cuyuní y el río Venamo, en la frontera con Guyana.