A cinco días del inicio de los Juegos Olímpicos, Amelie Oudea-Castera, ministra de deportes de Francia, confirmó que ninguna de las atletas que sean musulmanas y representen al país en la cita podrán utilizar el hiyab, un velo que cubre la cabeza y el cuello de las mujeres pertenecientes a esa religión.
Si bien hubo constantes protestas por parte de distintos organismos internacionales, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y hasta la ONU, no hubo marcha atrás en la decisión del país organizador a pesar de ser criticado por discriminación.
Aunque la ley francesa dicta que el Estado debe mantenerse neutral en los asuntos religiosos y garantizar a los ciudadanos la libre practica de su religión en privado, se prohíbe en determinados contextos como este.
Lo curioso es que el Comité Olímpico Internacional si permitirá que las deportistas lleven puesto el hiyab dentro de la Villa Olímpica y destaca que la medida impuesta por los galos está fuera de las competiciones de carácter olímpico: «La libertad de religión es interpretada de formas muy distintas por los diferentes estados. Para la Villa Olímpica se aplican las normar del COI».