Shalom Koray era un bebé cuando fue rescatado en Polonia y vivió 83 años sin ninguna información sobre su vida antes de la guerra
No sabía su verdadero nombre ni tenía idea de su fecha de nacimiento. Fue rescatado de las calles en llamas de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. El pasado miércoles, a sus 83 años, Shalom Koray tuvo un emotivo reencuentro en Carolina del Sur (Estados Unidos) con su prima, Ann Meddin Hellman, gracias a pruebas de ADN.
Koray creció en Israel sin conocer detalles de su pasado. Y tantos años después descubrió su conexión familiar cuando Hellman, su “nueva” prima, lo abrazó al bajar del avión.
“Siento que le he dado una nueva vida a alguien. Se ha convertido en mi hijo. Tengo que protegerlo y cuidarlo”, contó Hellman. A pesar de ser más joven que él, ya siente la conexión familiar.
El reencuentro de Koray y Hellman fue posible gracias a la ciencia moderna del ADN. Una prueba genética realizada por MyHeritage y facilitada por un psicólogo que estudia a los huérfanos del Holocausto, reveló la relación entre Koray y Hellman, cuyo abuelo era hermano del abuelo de Koray.
Esta conexión fue un hallazgo inesperado para ambos. Daniel Horowitz, genealogista experto en MyHeritage, contó que: “Toda esta familia por la que siempre estaba orando vino a él así como así”.
Koray, cuyos antepasados se quedaron en Polonia y fueron víctimas del Holocausto, vivió sin información sobre su familia. “No puedes empezar a buscar algo de lo que no sabes nada”, dijo Koray en hebreo -su principal lengua- al sitio web de MyHeritage. Durante el verano de 2023, MyHeritage ofreció pruebas de ADN a los huérfanos del Holocausto, lo que permitió la conexión.
Hellman, interesada en rastrear su ascendencia judía, nunca imaginó que encontraría a un primo segundo. “Cuando llegó la foto, mi marido y yo dijimos: ‘Ese es mi hermano’”, contó Hellman.
La familia de Hellman emigró a Estados Unidos, mientras que la de Koray permaneció en Polonia y fue asesinada durante el Holocausto. Con el correr del tiempo, como no hubo contactos, imaginaron que no habían sobrevivido.
Los familiares de Hellman, que en parte también son de Koray, se reunieron en el aeropuerto para recibir al nuevo integrante. Una docena de personas, entre ellos el hermano y la hermana de Hellman, su marido y sus hijos, estaban allí para celebrar el reencuentro.
Más de una docena se habían reunido en la casa de Hellman para más celebraciones y reuniones. “Poco a poco se está dando cuenta de lo que está pasando. Se está acostumbrando, poco a poco, a una nueva familia de la que no sabía nada”, dijo Arie Bauer, amigo y traductor de Koray.
En los momentos más tranquilos, Koray observaba a sus familiares de arriba abajo, tratando de asimilar su nueva realidad. Además, no podía dejar de sonreír a pesar de no comprender del todo el bullicio a su alrededor.
Él y Hellman habían estado comunicándose regularmente desde el descubrimiento del ADN, en 2023. Primero por cartas y luego por videollamadas, lo que estableció una conexión que finalmente llevó al emotivo reencuentro.
La conexión entre Koray y Hellman representa un pequeño alivio después de décadas de separación y pérdida debido a la atrocidad del Holocausto. Pero quedan algunos misterios sobre la identidad completa de Koray y su familia.
Hellman sigue buscando información sobre los padres de Koray, con el deseo de completar la historia de su primo. “Eso es lo que más me molesta”, dijo Hellman, por las lagunas en el árbol genealógico.
La vida antes del ADN
Antes del descubrimiento del ADN, la historia de Koray estuvo rodeada de incertidumbre. Estaba solo en una calle del gueto judío en Varsovia en 1943 cuando un policía lo llevó a un convento.
Allí, las monjas lo bautizaron y comenzaron a criarlo como gentil. Lena Küchler-Silberman, miembro de la resistencia judía, rescató a Koray y otros niños, y los llevó eventualmente a Israel en 1949.
“Nos sentamos allí sin saber qué hacer, un montón de niños dentro de un salón sin sillas ni nada”, recordó Koray según The Guardian sobre el encuentro con Küchler-Silberman.
Esta mujer judía rescató a unos 100 niños, los llevó a Checoslovaquia, luego a Francia y finalmente a Israel. Koray fue adoptado en Israel, donde trabajó con camiones durante la mayor parte de su vida.