Mía Pamela Cáceres Ordóñez de 19 años, tenía apenas cinco meses de residir a Tegucigalpa, ciudad a la que se había mudado desde su natal Tocoa, Colón, para estudiar la carrera de Arquitectura.
Era una jovencita alegre, con miles de sueños por cumplir, formada en un hogar cristiano, ya que sus padres son los pastores de la Iglesia Agua en el Desierto de Tocoa.
En Tegucigalpa conoció nuevas personas y su círculo de amistades se amplió, con quienes comenzó a conocer la ciudad y centros de diversión a los que acudían jóvenes de su edad.
La noche del sábado 6 de julio, organizaron una reunión con amigos de Tocoa y compañeros de universidad, Mía Pamela compartió con ellos hasta aproximadamente a las 12 de la medianoche.
Según relataron sus allegados, la jovencita salió del lugar, asegurándoles que regresaría, se subió a un vehículo y nunca más regresó.
A las 3:26 de la mañana del domingo, una de las amigas logró contactarla por teléfono y la jovencita le informó que «todo estaba bien».
A las 4:50 de la mañana, un aparatoso accidente vial se registraba en el anillo periférico frente a una gasolinera. Un carro Honda Civic color blanco, con placas HAF 9956, se estrelló violentamente contra el poste de una valla publicitaria frente a una gasolinera.
El vehículo tipo turismo quedó destruido, incrustado en una columna de acero, Mía Pamela viajaba en el asiento del pasajero y falleció de forma inmediata. Su cuerpo quedó atrapado y tuvo que ser rescatada con equipo especial por elementos del Cuerpo de Bomberos.
La universitaria iba en el vehículo con dos jóvenes más, quienes resultaron heridos y permanecen hospitalizados.
Tras las investigaciones preliminares, las autoridades confirmaron que el conductor del vehículo viajaba a exceso de velocidad y bajo los efectos del alcohol, por lo que permanece bajo resguardo policial y se le abrirá un proceso judicial.
Mía Pamela Cáceres Ordóñez regresó a casa, lamentablemente en un ataúd y este lunes será sepultada en la ciudad de Tocoa.