En el minuto 100, en una contra, después de un partido horroroso y de una fase de grupos terrible, Hungría puso un pie en octavos y obliga a quienes la quieran desalojar del cuadro a puntuar de aquí al miércoles. El gol de Csoboth vale tres puntos para los húngaros, sella el billete de salida de Escocia de la Euro y le deja al cronista el titular botando.
El partido empezó dos veces, pero vamos, que si lo hubieran reiniciado otras tres o cuatro hubiera salido igual de malo. Escocia y Hungría jugaron 90 malos minutos que nos obligaron a sospechar si todos los elogios que le hicimos a Alemania tras las dos primeras jornadas no estaban inflados. Porque en cuanto vimos a los dos equipos juntos sobre el césped, sin ser capaces de dar tres pases seguidos, los resultados anteriores nos empezaron a parecer hasta cortos.
Tras el inicio fake, Escocia quiso tomar la iniciativa. El problema es que su plan tenía lagunas. Se dedicó a colgar el balón al área desde cualquier zona del campo… sin tener realmente jugadores en el área rival. Así que sus ataques, además de previsibles, fueron inofensivos. Balón al área, balón rechazado por la defensa húngara. Ni al despeje número 200 de Hungría cambió el plan. «Ya se cansarán de despejar», pensaban, como un niño que le pide chuches a sus padres una y otra vez durante toda la tarde esperando que en algún momento alguien se ablande y diga «Dale un palote al niño y que se calle». Pero Hungría fue inflexible.
Los de Marco Rossi equilibraron la balanza a base de palos, sobre todo a un McGinn que tenía ideas revolucionarias en Escocia. Dejaba la pelota en el césped y la mimaba en vez de patearla. Y neutralizada la gran amenaza rival, los húngaros empezaron a jugar un poquito y a tener alguna ocasión. La más clara, la de Orban cabeceando al larguero una falta que sacó Szoboszlai justo antes del descanso.
Hasta el susto de Varga, la segunda parte fue bastante parecida a la primera. Escocia intentaba colgar balones al área sin éxito y Hungría buscaba pillar al rival en un renuncio. Pero ni una cosa ni la otra. El golpe al húngaro nos dejó el cuerpo raro y entre el parón y los cambios hubo unos minutos de tregua, pero muy pocos. Y empezó el desmadre.
Hungría echó cuentas y se percató de que un gol dejaba cerquita los octavos. Y en tres minutos, del 90′ al 92′, tuvo más ocasiones que en toda la Eurocopa. Schäfer probó a Gunn, Szoboszlai le fusiló de cerca y Csoboth se estrelló en el palo. Escocia también se vino arriba. Demasiado. Tuvo un córner a favor en el minuto 99 que acabó con el gol de Csoboth.