El ocho de octubre de 2023, antes del balotaje, Javier Milei adelantó: “No vamos a adherir a la Agenda 2030, no adherimos al marxismo cultural, a la decadencia”. Ocho meses después, ya asumido como Presidente, Milei ordenó a la Cancillería que Argentina debía objetar o rechazar todos los proyectos multilaterales que repliquen esa Agenda para el Desarrollo Sostenible que fue aprobada por 193 países en las Naciones Unidas (ONU).
Los 17 objetivos de la Agenda Sostenible son: fin de la pobreza; hambre cero; salud y bienestar; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia y saneamiento; energía sustentable y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsable; acción por el clima; vida submarina; vida de ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas y alianzas para lograr los objetivos.
Todos los estados miembros de la OEA -incluida la Argentina- votaron a favor de la Agenda 2030 que se aprobó Naciones Unidas en 2015. Este cambio de posición sorprendió en el foro regional, y causó malestar entre las delegaciones que trabajaron durante meses para consensuar iniciativas que ahora quedaron abiertas hasta la Asamblea de Asunción.
El Presidente defiende la libertad, la división de poderes y la democracia en sí misma. Pero su posición dogmática sobre los 17 objetivos de la Agenda 2030 puso en jaque su propia perspectiva del mundo y las cosas. Al rechazar la agenda 2030, como sucedió por su propia instrucción en la OEA, colocó al país en una situación diplomática muy incómoda.
Argentina llegará a la Asamblea General de la OEA con una posición pública que implica cuestionar todos los temas de fondo que se tratarán en la cumbre del foro regional. Esta situación nunca había sucedido en 40 años de democracia. Un caso práctico de la imposible convivencia entre el dogma y la realpolitik.
La Doctrina Milei vinculada al rechazo de la Agenda 2030 se aplicó por primera vez la semana pasada en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), que sesionó en Washington para considerar los proyectos de Resolución que la Asamblea General aprobará hacia fin de mes en Asunción.
Sonia Cavallo, embajadora de Argentina en la OEA, objetó todos los proyectos de Resolución referidos a los derechos humanos, seguridad hemisférica, fortalecimiento de la democracia, la crisis de Haití y la necesaria igualdad de género en la diplomacia global.
Las instrucciones que recibió Cavallo se alinean con el pensamiento ideológico del presidente. Milei es fiel a su pensamiento y quiere dejar impreso su juicio político sobre la Agenda 2030 en todos los ámbitos diplomáticos.
La instrucción política a la embajadora argentina causó un inesperado cruce de posiciones con Frank Mora, representante de Estados Unidos en la OEA. El lance diplomático sucedió cuando Cavallo objetó un párrafo de una resolución a favor de Haití, que es respaldada por la Casa Blanca y apoyada por unanimidad por la Organización de Estados Americanos.