Antony Blinken mañana emprende su octavo viaje a Medio Oriente para lograr que Israel y Hamas acepten el cese del fuego en Gaza que propuso Joe Biden.
Israel pretende la libertad de todos los rehenes judíos y operar en Gaza hasta exterminar a Hamas, mientras que la organización terrorista financiada por Irán exige que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se retiren de la Franja y concedan el fin del conflicto bélico.
La Casa Blanca apoya a Israel con inteligencia, logística y armamento sofisticado, pero considera que la guerra entró en un callejón de salida y que ya es tiempo de pactar con Hamas, lograr la libertad de los secuestrados y permitir que la ayuda humanitaria fluya sin obstáculos en todos los barrios de Gaza.
Qatar protege a los líderes de Hamas en Doha, resguarda en cuentas bancarias sus millones de dólares y actúa como negociador de esa organización terrorista frente a los distintos enviados de Biden a Medio Oriente.
En este contexto, el Emirato regido por Tamim bin Hamad Al Thani anunció su ultimátum: si Hamas no acepta la oferta de Biden, expulsará de Doha a los terroristas y congelará los millones de dólares que les permite vivir como magnates.
Durante el viaje a Egipto, Qatar y Jordania, Blinken solicitará a sus interlocutores que multipliquen la presión política sobre Hamas y Sinwar, mientras que en Israel explicará a Benjamin Netanyahu que ya no tiene margen para dilatar un acuerdo que respalda todo Occidente y apoya el Mundo Árabe con excepción de Irán y sus proxis regionales.
La libertad de los rehenes Noa Argamani, Almog Meir, Jan, Andrey Kozlov y Shlomi Ziv, que Hamas mantenía secuestrados hasta ayer en el barrio de Nuseirat (centro de Gaza), es una victoria humanitaria que resultó por la colaboración secreta entre la CIA de Estados Unidos y la Shin Bet de israel.
La libertad de los judíos secuestrados multiplicó las dificultades que enfrentará Blinken durante sus 48 horas en El Cairo, Doha, Amman y Jerusalem. El operativo en Nuseirat fue un triunfo político para Netanyahu y una derrota personal para Sinwar.
En este contexto, el premier israelí continuará con su posición de exigir la libertad de los rehenes y avanzar en Gaza hasta exterminar a todos los terroristas, en tanto que Hamas -con el antecedente inmediato de la libertad de los cuatro rehenes- insistirá con el retiro de las tropas desplegadas por Israel en Gaza y su pretensión de permanecer sine die en la Franja.
La única palanca disuasiva que tiene el secretario de Estado en Israel es la debilidad política de Netanyahu. El primer ministro enfrentó anoche una masiva marcha que exigía su renuncia y la libertad de todos los rehenes, y el líder opositor Benny Gantz -reconocido experto militar- postergó su renuncia al Gabinete de Guerra ante la liberación de los cuatro secuestrados en Nuseirat.
El cruce de esos dos hechos políticos, más la presión que ejerce Biden desde Estados Unidos, debería portar suficiente potencia para encarrilar una toma de decisión que todavía pertenece a Netanyahu. Pero el premier israelí tiene su propia lógica del poder, y Blinken tendrá que ser muy persuasivo para lograr una mejora ostensible en términos de negociación diplomática.
A 2.100 kilómetros de Jerusalem, en Doha, el secretario de Estado escuchará si los terroristas refugiados en Qatar aún analizan el cese del fuego que promueve Biden. El emir Tamim bin Hamad Al Thani ya planteó el asunto a los líderes de Hamas que no están en Gaza, pero la respuesta final todavía está en manos de Sinwar.
Los terroristas en Doha se acostumbraron a la vida que le ofrece el emir Al Thani y están predispuestos a conceder un cese del fuego si ello asegura su status quo. Sinwar, en cambio, se considera un mártir sobre la tierra y no aceptará un sólo acuerdo que implique la permanencia de las tropas israelíes en Gaza.
Sinwar no tiene nada que perder y esperará las noticias que lleguen desde El Cairo, Amman y Doha a su refugio en los túneles de Gaza.
Netanyahu es resistido por los familiares de los secuestrados, su principal ícono militar quiere abandonar el Gabinete de Guerra, y la comunidad internacional -en bloque- cuestiona su pericia para enfrentar a Hamas.
La gira de Blinken se extenderá durante cuarenta y ocho horas por Medio Oriente, y a continuación volará a Apulia para participar junto a Biden en el G7 de Italia. El secretario de Estado es optimista por naturaleza, pero la crisis en Medio Oriente asume una lógica interna que facilita las decisiones endogámicas de sus protagonistas.
Hasta anoche, el cese del fuego aún estaba en manos de Netanyahu y Sinwar.