La preparación mental del París SG de Luis Enrique, que ya hizo maravillas en la visita a Barcelona en abril, será crucial para lograr el boleto a la final de la Liga de Campeones este martes contra el Borussia Dortmund, después de la derrota en la ida (1-0).
Cuando fichó por el PSG el pasado verano boreal, el entrenador español era consciente de aterrizar en un equipo minado por las desilusiones en la máxima competición europea, que se sigue resistiendo a los parisinos.
Varios de esos tropiezos siguen resonando con fuerza, como la «remontada» de 2017 en Barcelona (4-0, 1-6) y los cruces con el Manchester United en 2019 (2-0, 1-3) y contra el Real Madrid en 2022 (1-0, 1-3).
«Hay que cambiar esa tendencia a la presión negativa alrededor de un club», insistió el asturiano.
Una de las principales armas de Luis Enrique son sus declaraciones, como la que dejó al respecto de la relación tóxica con la Champions: «Cuando un equipo, un club, está obsesionado con algo, nunca es una buena señal, hay que tener expectativas, ambición, pero la obsesión nunca funciona, da igual en qué aspecto de la vida».
Y con Luis Enrique, el PSG ha dado un primer paso para cambiar las tornas, dando la vuelta a la eliminatoria de cuartos de final contra el Barça al imponerse 4-1 en Barcelona después de la derrota 3-2 en el Parque de los Príncipes.
Contra el Dortmund, el déficit es menos intimidante (derrota 1-0 en Alemania) y si bien eso alimenta la esperanza de los parisinos, el partido será duro y la tensión irá en aumento si no logran abrir rápidamente el marcador.
Para empezar a preparar este partido crítico, el entrenador, el ‘staff’ y los jugadores utilizaron desde el mismo miércoles un lenguaje de autosugestión para concentrarse en su objetivo.
«Es un poco la misma situación» que tras la derrota contra el FC Barcelona en cuartos de final, «hace falta trabajar toda la semana con esta mentalidad de remontar el resultado», pidió Marquinhos.
– Psicología deportiva –
Luis Enrique llegó al club con el psicólogo Joaquín Valdés como adjunto, con quien ganó la Liga de Campeones en el Barça en 2015 y que también le acompañó en su etapa como seleccionador español.
«El trabajo de un psicólogo deportivo es optimizar el rendimiento. El trabajo físico debe acompañarse de un trabajo mental», declaró Valdés en el canal de Twitch de Luis Enrique durante el Mundial de Catar en 2002.
Prueba de su gran importancia, el psicólogo está regularmente en las ruedas de prensa, manteniéndose al fondo y mirando a los periodistas, como evaluando el contexto en el que entrenador y deportistas van a tener que intervenir.
Luis Enrique ha dejado ya algunas declaraciones sobre los pilares de la mentalidad que ha instalado en el grupo: «En la vida no todo puede ser perfecto, hace falta prepararse para afrontar los problemas. Durante toda la temporada, hemos tenido momentos más débiles en los que hemos logrado dar la vuelta a la situación. Cuando llegan los partidos importantes, controlar las emociones es vital, no hay que frustrarse por una decisión arbitral, un momento negativo».
Esta actitud va acompañada de cierto darwinismo, pues Luis Enrique, que protege mucho a sus jugadores en público, es adepto a las continuas rotaciones. La posición de cada jugador está constantemente amenazada, incluida la de Kylian Mbappé, y ninguno sabe si va a jugar hasta el último momento.
La idea es que cada uno «se sienta implicado», como titular o sustituto.
«Da oportunidades a todo el mundo y eso hace que los jugadores estén más disponibles», dice el defensa portugués Danilo. «Incluso cuando las cosas no van bien, queremos levantar la cabeza».
Sin embargo en Liga de Campeones, donde sus experimentos a veces han fallado, el entrenador parece más previsible, alineando lo que parece un equipo tipo.
La relación con los aficionados es algo también importante y delicado en la preparación mental. «Los necesitamos en los momentos delicados. Nuestro único objetivo es que estén orgullosos de nosotros», se alegró Luis Enrique. Porque si ya «había 3.000 aficionados parisinos el miércoles (en Dortmund), habrá más de 45.000 el martes en el Parque de los Príncipes».