Un gran jurado de Arizona presentó cargos este miércoles contra un grupo de aliados del expresidente Donald Trump por sus presuntos intentos de subvertir los resultados de las elecciones de 2020.
Al menos 11 de ellos fueron acusados de conspiración, fraude y falsificación.
Entre los acusados están el exabogado de Trump, Rudy Giuliani, el exasesor de la Casa Blanca Mark Meadow y la abogada Jenna Ellis.
Otras siete personas fueron acusadas, pero sus nombres fueron tachados de los registros publicados por la fiscal general demócrata Kris Mayes. Su oficina dijo que los nombres se darán a conocer después de que se presenten los cargos.
¿Por qué se les acusa de fraude y falsificación a los aliados de Trump?
Biden ganó en Arizona por más de 10,000 votos. De las ocho demandas que impugnaron sin éxito su victoria en el estado, una fue presentada por los 11 republicanos que más tarde firmarían el certificado que declaraba ganador a Trump.
En su demanda pedían a un juez que descertificara los resultados que dieron la victoria a Biden en Arizona e impidiera que el estado enviara esos resultados al Colegio Electoral.
Al desestimar el caso, la juez de distrito Diane Humetewa dijo que los republicanos carecían de legitimación, que habían esperado demasiado tiempo para presentar su demanda y que “no habían proporcionado a la corte pruebas de sus extraordinarias afirmaciones”.
Días después de que se desestimara esa demanda, los 11 republicanos participaron en la firma del certificado. Se reunieron en Phoenix el 14 de diciembre de 2020 para firmar el documento en el que decían que eran electores “debidamente elegidos y cualificados” y afirmaban que Trump había ganado en el estado.
Documentaron la ceremonia en un video de un minuto que fue publicado en las redes sociales por el Partido Republicano de Arizona en ese momento y el documento fue enviado posteriormente al Congreso y a los Archivos Nacionales, donde fue ignorado.
El esquema que usaron los “electores falsos” para tratar de arrebatarle la victoria a Biden
A diferencia de la gran mayoría de los sistemas democráticos presidenciales, en EEUU el voto para presidente no es directo.
Los votantes de cada estado eligen ‘electores’ quienes posteriormente se reúnen en los llamados ‘colegios electorales’ y deciden a cuál de los candidatos presidenciales otorgarán los votos de su estado.
Estos electores son designados por los partidos antes de las elecciones y generalmente son personas con vínculos partidistas, como funcionarios públicos, legisladores estatales y activistas.
Los colegios electorales emiten certificados electorales que posteriormente son contados por el Congreso en una sesión conjunta presidida por el vicepresidente, con el objetivo de certificar el triunfo del candidato ganador, quien en ese momento se convierte en presidente electo.
Después de las elecciones de noviembre de 2020, tras la presentación de varias demandas con las que buscaban impugnar el triunfo de Biden en varios estados y que resultaron sin éxito, la acusación dice que Trump y sus aliados ejecutaron un plan para que sus electores emitieran «certificados fraudulentos» diciendo que era él quien había ganado la elección y lograr mantener al entonces presidente cuatro años más en el poder.
Trump también fue acusado en agosto ante una corte federal por usar este esquema para revertir los resultados de las elecciones.
En la acusación se afirma que, cuando Trump no pudo convencer a los funcionarios de los estados para que cambiaran ilegalmente los resultados de las elecciones, él y sus aliados republicanos empezaron a reclutar una lista de falsos electores en los estados disputados, Arizona, Georgia, Michigan, Nuevo México, Nevada, Pensilvania y Wisconsin, para que firmaran certificados en los que se afirmaba falsamente que él, y no Biden, había ganado en sus estados.