Ha pasado relativamente desapercibido. Pero, dentro del paquete de 95.000 millones de dólares (casi 89.000 millones de euros) que ha aprobado Estados Unidos en ayuda militar a Ucrania, Israel y Taiwán, está también una disposición que puede afectar a la vida diaria de la mitad de los habitantes de Estados Unidos: y a algunos de los mayores fondos de inversión de ese país y de Europa: la prohibición de la app TikTok.
La ley es clara. ByteDance, la empresa china, pero con sede social en el paraíso fiscal de IslasCayman propietaria de TikTok, tiene nueve meses para vender la red social, aunque el presidente de Estados Unidos puede decidir ampliar ese plazo en tres meses más si cree que ByteDance, actuando de buena voluntad, no ha logrado culminar la operación en la fecha límite. Pero, si una vez que haya concluido ese tiempo -nueve o doce meses- ByteDance no ha vendido TikTok, la app dejara de estar disponible en los teléfonos móviles de EEUU. Es una medida que ya ha sido adoptada por Australia, India, y Taiwán. Dar un año de plazo, además, tiene la ventaja para el Partido Demócrata de que los votantes jóvenes, que son los que más usan TikTok y que votan mayoritariamente por esa formación, van a seguir disfrutando de la app y no van a castigar a Biden por habérsela quitado.
TikTok está valorada en 268.000 millones de dólares (251.000 millones de euros, según la agencia de noticias Bloomberg). Si pierde su presencia en Estados Unidos, su valor podría caer un 15% y un 19%, es decir, entre 40.000 y 50.000 millones, aproximadamente. El 20% de su capital está en manos de sus fundadores; otro 20%, de sus empleados; y el resto lo tienen grandes instituciones financieras internacionales, muchas de ellas estadounidenses. El fundador, Zhang Yiming, tiene mayoría de voto en el consejo de administración, pero el Estado chino se hizo hace un año con el 1% de la empresa para así poder ejercer la ‘acción de oro’, que le da derecho de veto sobre determinadas operaciones estratégicas que afecten al futuro de la compañía.
Las razones esgrimidas para prohibir TikTok en EEUU son las mismas que en los otros países que han adaptado esa medida: las empresas tecnológicas chinas están obligadas a dar alas autoridades de ese país la información que éstas les demanden, con lo que usar la app implica dar una serie interminable de datos de los usuarios al Partido Comunista Chino. TikTok no solo geolocaliza y conoce los resultados de búsqueda – como cualquier otra app – sino que, por ejemplo, es capaz de identificar quién está usando cada app en cada momento por la pauta de tecleo individualizada de las personas.
La única opción que le queda a TikTok es recurrir la ley ante la Justicia. Pero incluso ahí lo tiene difícil, porque el texto legislativo está escrito, realmente, con mala uva. La ley solo da a ByteDance cinco meses y medio de plazo para llevarla a los tribunales. En el caso de que la venta no fuera aprobada por el ejecutivo, tendría apenas tres meses para hacerlo.
No acaban ahí las zancadillas. En un caso de estas características, lo normal es que la empresa presente su demanda en varios juzgados, con la esperanza de que al menos varios de ellos le den la razón. La ley, sin embargo, determina que ByteDance solo puede ir al Tribunal de Apelaciones del Circuito de Washington. Si el dictamen no le es favorable, su única opción es el Tribunal Supremo.