La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reafirma su compromiso por contener el alto flujo migratorio desde Centroamérica y lo hace abogando por la solidaridad como enfoque regional ante el fenómeno de los desplazados.
Una misión de ACNUR concluyó esta semana con un periplo por varios países de Centroamérica y al sostener encuentros con migrantes de diferentes orígenes, su comisionada auxiliar, Ruvendrini Menikdiwela, pidió una mayor cooperación entre los países receptores. «Su difícil situación demuestra la necesidad de un enfoque hemisférico que involucre a todos los países de la región”.
Menikdiwela, si bien reconoció «los esfuerzos» realizados para ayudar a los migrantes a reasentarse, también dijo sentirse impactada por los testimonios escuchados.
La alta representante de la ONU visitó Honduras, Guatemala, Panamá y México para intercambiar con los proveedores de atención a los inmigrantes, como la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) en suelo azteca y la Oficina Nacional para la Atención de Refugiados (ONPAR) en Panamá.
Hasta mediados de 2023, la región había dado refugio a 22 millones de personas «desplazadas por la fuerza y apátridas», indica un reporte de ACNUR. Y ese mismo año al menos 2023 unas 520.085 personas cruzaron la peligrosa ruta del Tapón del Darién buscando refugio en el norte.
“Pero para encontrar soluciones para el número sin precedentes de personas desplazadas por la fuerza en la región, necesitamos enfoques de colaboración que involucren a los Estados, las agencias de la ONU, la sociedad civil, los actores de desarrollo y las instituciones financieras internacionales a lo largo de las rutas, tanto en los países de origen como en los de tránsito y de destino”, manifestó Menikdiwela.