Al menos siete personas han muerto y otras 26 han resultado heridas después de que un minibús atropellase a decenas de feligreses que participaban en una procesión religiosa en la región metropolitana de Recife, en el noreste de Brasil, según han informado este lunes las autoridades.
El siniestro tuvo lugar en la tarde de este domingo en el municipio de Jabotao dos Guararapes, cuando una multitud participaba en una marcha con motivo del Domingo de Resurrección. El autobús, que tenía permiso para transitar por esa zona, arrolló a las personas por causas que se están investigando.
Tras ello, el conductor intentó huir de la zona, aunque terminó siendo identificado y ya ha prestado declaración en comisaría, según fuentes citadas por el portal G1.
De los 26 heridos, 15 seguían este lunes hospitalizados en diversos centros médicos de la zona, entre ellos un niño de cinco años. La edad de los fallecidos oscila entre los 21 y los 75 años. Ante este suceso, la gobernadora regional, Raquel Lyra, ha querido mostrar su apoyo a las familias de los afectados. «Mis sentimientos a los fieles y familiares víctimas del atropellamiento ocurrido durante la procesión en Jaboatao», ha redactado la mandataria en sus redes sociales.
Por otro lado, el alcalde de Jabotao dos Guararapes, Mano Medeiros, expresó este domingo en X (antes Twitter) que están siguiendo de cerca «el grave accidente». Ha informado, también, de que los equipos brindaron «asistencia a las víctimas» y colaboraron «para garantizar todo el apoyo necesario» tras el siniestro.
Según la cadena SER, en la declaración recogida por CBN, el conductor ha confirmado que el autobús no tenía frenos, y tras presentar el carnet de conducir ha quedado en libertad. El caso ha sido encuadrado como un delito de homicidio involuntario, si bien no se le ha realizado la prueba de alcoholemia al individuo.
