Hay demasiados lugares comunes en el fútbol. Pero aunque sea típico leerlo, el Real Madrid salió del Santiago Bernabéu con tres puntos que pueden valer una liga (2-0). En un duro encuentro contra el siempre recio Athletic Club de Bilbao de Ernesto Valverde, un estelar Rodrygo con dos goles en su cuenta particular sirvió para regalar la victoria al público madridista, que consolida una ventaja de ocho puntos frente al FC Barcelona y, prácticamente, da un portazo a la disputa de LaLiga. Ahora, los pupilos de Carlo Ancelotti disponen de nueve días de descanso antes de medirse al Manchester City de Pep Guardiola en la ida de los cuartos de final de la Champions League.
El protagonista indiscutible del partido fue Rodrygo Goes, quien está viviendo una temporada algo agridulce, desconectado a ratos, sin firmar números espectaculares. Pero ante el Athletic, Ancelotti apostó por colocarlo de extremo izquierdo, probablemente su mejor posición en el terreno de juego, ante la ausencia de Vinícius Junior. El resultado dejó pocas dudas: dos golazos espectaculares que le coronaron como el mejor futbolista de la noche del conjunto blanco (que salió al Bernabéu vestido de morado, mientras el Athletic lo hizo de blanco) y un debate abierto. ¿Debe tener más minutos en dicha demarcación?
El primer tanto llegó en el minuto ocho, cuando apenas había entrado en calor el público madridista, en una noche de adiós de marzo bastante fría en la capital. Rodrygo condujo en carrera como un punzón, sin la verticalidad de Vinícius, pero con más decisión y calidad con el balón pegado a su bota. Miró a la portería de Unaí Simón y colocó la pelota con el interior del pie en la escuadra más alejada de su vértice. Impecable.