La Semana Santa, celebrada por millones de fieles alrededor del mundo, alcanza su apogeo durante el Jueves Santo y el Viernes Santo, días en los cuales se conmemoran algunos de los momentos más significativos de la fe católica.
La última cena del Señor se rememora el Jueves Santo, marcando el inicio de estos días solemnes con procesiones que, a través de las calles, narran visualmente los eventos que conducen hacia la Pasión de Cristo.
Al día siguiente, el Viernes Santo, los católicos observan el viacrucis, que significa el camino de cruces hacia el lugar de la crucifixión, una representación simbólica del sufrimiento y muerte de Jesús en la cruz.
En el Jueves Santo, además de recordar la última cena, en muchas partes del mundo incluido Colombia se llevan a cabo el lavado de pies, un acto que Jesús realizó como signo de humildad y servicio hacia sus apóstoles. Este gesto se ha mantenido a través de los siglos como una parte vital de las ceremonias en este día, subrayando el mensaje de amor y sacrificio que es central en las enseñanzas cristianas.
El Viernes Santo se vive de manera intensa por parte de los creyentes, siendo un día de ayuno y oración que culmina en la conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesús. Las procesiones de este día son particularmente emotivas, con imágenes que representan a Jesús cargando la cruz hacia el Calvario, una vista que toca profundamente a los fieles recordando el sacrificio realizado.
En muchas ciudades del país estas procesiones son acompañadas por gran cantidad de personas que marchan en silencio, en un acto de fe y devoción.
Feligreses inundan las calles Colombianas en Semana Santa
Colombia es uno de los países que tiene la fe católica arraigada, con alrededor de 43 millones de creyentes según datos del Vaticano. Al ser así hay ciudades del país en las que la fe se vive de forma más fuerte que en otras.
De hecho, ciudades como Popayán y Mompox destacan por la entrega con la que hacen sus procesiones. Sin embrago, en Bogotá, los capitalinos se reúnen en las diferentes iglesias de la ciudad, en el cerro de Monserrate e incluso viajan a Zipaquirá para revivir el viacrucis de sal que allí está construido.
En Popayán:
Jueves Santo (marzo 28, 2024): La Procesión del Señor de la Veracruz tendrá lugar a las 8 de la noche y partirá desde la Parroquia de San Francisco.
Viernes Santo (marzo 29, 2024): La Procesión del Santo Entierro de Cristo se llevará a cabo a las 8 de la noche partiendo desde la Iglesia Santo Domingo.
El Viernes Santo, en la catedral de sal de Zipaquirá, ubicada a unos 40 kilómetros al norte de Bogotá, se realiza a 180 metros bajo tierra el viacrucis y crucifixión con representaciones de las 14 estaciones por las que pasó Jesús.
“Nosotros reunimos lo arquitectónico, lo cultural, lo turístico, pero por supuesto lo religioso, tenemos un viacrucis que finalmente nos lleva a nuestra nave central o a la capilla de Guasá para las personas que tengan esta credibilidad y que sean feligreses católicos en nuestra Semana Santa”, dijo Jenny Páez, gerente general Catedral de Sal a la Voz de América.
La conmemoración
Además de estos actos centrales, ambos días están llenos de otros rituales y tradiciones que varían significativamente de un país a otro, reflejando la riqueza cultural de la fe católica en todo el mundo. Desde dramatizaciones de la Pasión de Cristo hasta vigilias nocturnas, la Semana Santa ofrece un periodo de inmersión espiritual que culmina con el Domingo de Resurrección, celebrando la victoria de Jesús sobre la muerte y su promesa de vida eterna para la humanidad.
La importancia de estas celebraciones radica no solo en su valor religioso, sino también en su impacto social y cultural, uniendo a las comunidades en rituales compartidos que trascienden las generaciones. Año tras año, estas procesiones y ceremonias se transmiten, manteniendo viva la esencia de estas tradiciones mientras se adaptan a los cambios de la sociedad.
La Semana Santa, con sus profundas raíces históricas y espirituales, sigue siendo un pilar de la fe católica, ofreciendo a los fieles momentos de introspección, renovación espiritual y una reafirmación de sus creencias.
A través de sus rituales y procesiones, esta semana sigue siendo una época de significado eterno, no solo para quienes participan directamente en ellas, sino también para la iglesia católica en su conjunto, reafirmando su mensaje de esperanza, sacrificio y redención.