Con la misa crismal que presidió este Jueves Santo en la basílica de San Pedro del Vaticano ante unos 4.000 fieles, el papa Francisco arrancó las celebraciones del Triduo Pascual, las liturgias más importantes del año para los católicos y con las que se recuerdan la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Durante la ceremonia de esta mañana del jueves, en la que los alrededor de 1.500 sacerdotes presentes renovaron las promesas realizadas el día de su ordenación, a Jorge Mario Bergoglio se le vio con buen aspecto y leyó sin problemas su larga homilía, despejando así las dudas sobre su estado de salud después de que el pasado Domingo de Ramos renunciara a pronunciar su sermón, al no haber recuperado plenamente su capacidad pulmonar tras la gripe que sufrió hace unas semanas.
Esta tarde Jorge Mario Bergoglio acudirá a la cárcel femenina de Rebibbia, situada a las afueras de la capital italiana, donde celebrará la misa de la Cena del Señor y lavará los pies a un grupo de reclusas, como viene siendo habitual en esta ceremonia desde que el papa argentino comenzó su pontificado.
También tenía la costumbre de acudir a una prisión el Jueves Santo cuando era arzobispo de Buenos Aires, antes de su elección como obispo de Roma hace ya 11 años. A Bergoglio, además, le ha gustado siempre incluir durante sus viajes alguna etapa en una cárcel, como hará en su próxima visita a Venecia el 27 de abril.
En su homilía durante la misa crismal de este Jueves Santo, Francisco advirtió a los sacerdotes sobre el riesgo de caer en la «esclerosis del corazón», invitándoles a no tener «juicios despectivos» con los que no creen y pidiéndoles en cambio que se vuelquen con los alejados. «Cuánto necesitamos liberarnos de resistencias y recriminaciones, de egoísmos y ambiciones, de rigorismos e insatisfacciones», señaló el obispo de Roma.
En una intervención dedicada en especial a los sacerdotes, subrayó el peligro que supone mostrarse «muy activos y al mismo tiempo sentirnos impotentes» al vivir en una sociedad secularizada. Los curas pueden entonces «perder el entusiasmo» y «encerrarse en la queja», lo que acaba volviéndoles «amargos y sarcásticos».
El papa continuará con las celebraciones de Semana Santa con la misa de la Pasión del Señor en la basílica de San Pedro del Vaticano, mientras que por la noche tendrá lugar en el Coliseo el tradicional Vía Crucis, cuyas meditaciones han sido escritas por primera vez directamente por el Pontífice.