Sacerdotes y migrantes nicaragüenses exiliados en Costa Rica conmemoran la Semana Santa pidiendo el cese a la persecución contra la Iglesia católica por parte del gobierno del presidente Daniel Ortega.
Rafael Aragón, un sacerdote dominico español-nicaragüense, a quien el gobierno de Ortega no le permitió el ingreso a este país centroamericano, donde estuvo como misionero durante más de 40 años, lamentó en declaraciones a la Voz de América que en Managua las autoridades hayan prohibido por segundo año consecutivo la celebración de más de 5.000 actividades propias de la Semana Santa.
«La persecución a la Iglesia, el asedio hay que verlo desde los planteamientos ideológicos y políticos de la pareja presidencial: imponer partido único, ideología única», dijo Aragón.
El gobierno de Ortega no se ha pronunciado frente a las acusaciones.
En ese sentido, un grupo de sacerdotes nicaragüenses celebró el fin de semana un viacrucis en la parroquia San Isidro Labrador, del cantón Vázquez de Coronado en San José, Costa Rica, el cual fue dedicado a los migrantes y a la Iglesia católica «perseguida por Ortega».
«Dios no está del lado de los que crucifican al pueblo y siguen a la gente, está con los perseguidos y crucificados, solo hay una manera de imitarlo: estar con los que sufren, luchar con los que hacen sufrir», señaló el sacerdote Rafael Aragón.
En la actividad religiosa participó al menos un centenar de nicaragüenses exiliados en Costa Rica. Los sacerdotes nicaragüenses Harving Padilla y Uriel Vallejos también participaron en la actividad.