La gran noticia de esta semana dijo el presidente Joe Biden durante un evento de fin de semana en Washington, fue que dos candidatos habían conseguido la nominación presidencial de su partido. Pero uno era demasiado viejo y mentalmente incapacitado para el cargo, declaró.
“El otro soy yo”, bromeó Biden durante la cena anual del Gridiron Club and Foundation, un evento donde periodistas y políticos hacen chistes y se burlan entre sí de manera amistosa.
Biden lanzó insinuaciones contra su rival, el candidato republicano Donald Trump, en medio de críticas de que es demasiado viejo y le falla la memoria. El presidente destacó en cambio momentos en que Trump, de 77 años, también ha lucido confundido e incoherente.
“No le digan nada, pero él cree que está compitiendo contra Barack Obama, eso es lo que dijo”, expresó Biden, de 81 años, quien también bromeó que él estaba despierto mucho después de su hora de ir a la cama.
Es la primera vez que Biden asiste a la cena durante su presidencia, y ocurre cuando se avecinan las elecciones de noviembre y la revancha entre Biden y Trump se calienta. La bacanal anual organizada por la organización periodística, ahora en su 139no año, se remonta a 1885, cuando el presidente Grover Cleveland se negó. Todos los presidentes de Estados Unidos han acudido al menos a una de estas cenas.
Biden, sin embargo, también adoptó un tono serio, al hablar de lo que considera como una amenaza real a la democracia si gana Trump, quien hasta el día de hoy se niega a aceptar que Biden ganó las elecciones. El discurso de Biden tenía secciones que se asemejaban a sus discursos de campaña, en que critica a Trump y al presidente ruso Vladimir Putin.
“Vivimos en un momento sin precedente para nuestra democracia”, manifestó el mandatario. “Un momento sin precedente en la historia. La democracia y la libertad están literalmente bajo ataque. Putin está en guerra en Europa. Mi predecesor se agacha ante él y le dice ‘Haz lo que demonios quieras’”.
Biden luego presentó a la embajadora de Ucrania, Oksana Markarova, y a la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas.
“No nos inclinaremos. Ellas no se inclinarán y yo no me inclinaré”, dijo.
Biden, vestido con traje de corbata blanca como es costumbre, acudió con su hija Ashley.
La cena tiene fama de ser una noche de alegría bipartidista y estuvo repleta de políticos y quién es quién de Washington, entre ellos la vicepresidenta Kamala Harris y su marido Doug Emhoff, al menos otros ocho miembros del gabinete y al menos cinco miembros del Congreso, cinco gobernadores y al menos cinco embajadores. También asistió Leo Varadkar, el primer ministro irlandés que se encuentra en la ciudad por los festejos del Día de San Patricio.
También hablaron en la cena la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, y el gobernador republicano de Utah, Spencer Cox.
Biden cerró la cena hablando también de la importancia de una prensa libre. Aunque puede que no esté de acuerdo con todo lo que publican los medios de comunicación, dijo que comprende la necesidad del periodismo y que todavía trabaja para traer a casa a los periodistas Evan Gershkovich y Austin Tice, uno detenido en Rusia y el otro desaparecido durante un viaje de trabajo en Siria.
“El buen periodismo es un espejo de la sociedad”, dijo. “Los necesitamos”.
Biden y Harris estaban sentados en la mesa principal junto con otros funcionarios de Washington y mandatarios extranjeros, además del presidente de Gridiron, Dan Balz, del Washington Post. También estaban sentados en la mesa los jefes de Balz, la editora ejecutiva del Post, Sally Buzbee, y el propietario del periódico, Jeff Bezos. La cena se celebró en el Grand Hyatt. No se permitieron fotografías ni televisión.