Miles de musulmanes abarrotaron las callejuelas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, de camino a la Explanada de las mezquitas, para orar en el primer viernes del mes sagrado del Ramadán, en medio de un fuerte despliegue policial ante el temor de que se produjeran disturbios como ha ocurrido en años anteriores.
“Ramadán kareem” -que el Ramadán te sea generoso- era la frase más escuchada en la Ciudad Vieja durante la mañana.
La llegada del Ramadán marca siempre un punto de máxima tensión en Jerusalén, donde miles de musulmanes acuden a rezar la Explanada de las Mezquitas de la Ciudad Vieja, en la mitad este de la ciudad, ocupada por Israel en 1967 y anexada unilateralmente en 1980. La Explanada, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, es el tercer lugar más sagrado para el mundo islámico.
Este año el mes sagrado musulmán transcurre en paralelo a la guerra en la Franja de Gaza, donde ya han muerto casi 31.500 palestinos.
Desde muy temprano más de 3.000 policías y soldados israelíes custodiaban todos los accesos a la Ciudad Santa y la entrada de los fieles palestinos se produjo en calma y sin que de momento se haya reportado ningún incidente.
“El rezo de mediodía del primer viernes del Ramadán terminó de manera pacífica, sin incidentes”, confirmó un portavoz de la policía.
Mientras en la Puerta de Damasco, principal acceso al barrio musulmán de la Ciudad Vieja, el acceso de los fieles musulmanes era fluido, en la Puerta de los Leones policías israelíes mantenían el acceso cortado con vallas, pedían documentos a los palestinos, revisaban los bolsos de las mujeres y revisaban a los más jóvenes antes de permitirles ingresar al recinto.