El Papa Francisco pide “erradicar las situaciones que protegen a quien se escuda en su posición para imponerse al otro de forma perversa”, en un discurso dirigido a los participantes del III Congreso Latinoamericano Vulnerabilidad y abuso: Hacia una mirada más amplia de la prevención organizado por el Centro de Protección de Menores (CEPROME).
El Papa Francisco ha expuesto en su discurso que, en el campo de la prevención, se ha de procurar “erradicar las situaciones que protegen a quien se escuda en su posición para imponerse al otro de forma perversa” y, al mismo tiempo, “comprender por qué es incapaz de relacionarse con los demás de forma sana”.
Asimismo, el Pontífice ha animado a no ser indiferentes a la razón “por la que algunos aceptan ir contra la propia conciencia, por temor, o se dejan engatusar con falsas promesas, sabiendo en el fondo de su corazón que están en el camino equivocado”.
Además, ha considerado que “humanizar las relaciones en cualquier sociedad, también en la Iglesia, supone trabajar con denuedo para formar personas maduras, coherentes, que, firmes en su fe y en sus principios éticos, sean capaces de afrontar el mal, dando testimonio de la verdad con mayúsculas”.
Para el Papa Francisco, “una sociedad que no esté basada en esos presupuestos de entereza moral será una sociedad enferma, con relaciones humanas e institucionales pervertidas por el egoísmo, la desconfianza, el miedo y el engaño”.
Una “mirada divinizada”
El Pontífice ha animado a contemplar el problema de los abusos “con los ojos de Dios”, de tal manera que la “mirada divinizada” ayude “a nuestra comprensión de la vulnerabilidad, pues el Señor ha sacado ‘fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad su propio testimonio’”, como se reza en el Prefacio de los mártires.
“Dios nos llama a un cambio de mentalidad absoluto sobre nuestra concepción de las relaciones privilegiando al menor, al pobre, al servidor, al ignorante, sobre el mayor, el rico, el amo, el letrado, en base a la capacidad de acoger la gracia que nos viene dada por Dios y de hacernos nosotros mismos don para los demás”, ha expresado el Papa Francisco.
El Santo Padre ha denunciado que “ver la propia flaqueza como una excusa para dejar de ser personas cabales y cristianos enteros, incapaces de asumir el control de su destino, creará personas infantiles, resentidas, y en modo alguno representa la pequeñez a la que Jesús nos invita”.
En sentido contrario, ha añadido, “la fortaleza de aquel que, como San Pablo, se gloría en sus debilidades y confía en la gracia del Señor es un don que hemos de pedir de rodillas para nosotros y para los demás”, porque con ella “podremos afrontar las contradicciones de la vida y dar una contribución al bien común en la vocación a la que hayamos sido llamados”.