Los problemas en Cuba no son nuevos. Lamentamente, sus habitantes se tuvieron que ir acostumbrando con el correr de los años a los frecuentes apagones y a la escasez de agua, entre otros grandes inconvenientes que los aquejan día a día: la pobreza, el precario sistema de salud, la vivienda y la inseguridad, por mencionar sólo algunos.
Dos investigaciones independientes, “Cuba colapsa y también se apaga”, de Emilio Morales; y “El problema del agua en Cuba”, del Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana, arrojaron luz sobre la emergencia en los sectores hídrico y energético en la isla.
El estudio de Morales, publicado por Cuba Siglo 21, destaca una crisis eléctrica en aumento. Después de décadas de negligencia en la modernización de la matriz energética, la Unión Eléctrica enfrenta un déficit del 31,1% entre la oferta y la demanda de electricidad. Y esta cifra pudiera ser aún mayor en las próximas semanas.
La infraestructura obsoleta y la falta de inversión han dejado a la población sufriendo apagones cada vez más frecuentes y prolongados. Morales indica que la crisis energética no tiene solución inmediata. Se requieren inversiones multimillonarias y demoraría de seis a ocho años reconstruir la capacidad de generación termoeléctrica.