Las autoridades en Haití impusieron un toque de queda nocturno en un intento de recuperar el control de las calles tras un estallido de violencia durante el fin de semana, en el que pandilleros armados asaltaron los dos penales más grandes del país y liberaron a sus prisioneros.
El domingo por la noche comenzó un estado de emergencia de 72 horas y el gobierno afirmó que perseguiría a los asesinos, secuestradores y otros criminales violentos que según dijo se habían fugado.
“Se ha ordenado a la policía que emplee todos los medios legales a su disposición para hacer cumplir el toque de queda y detener a todos los delincuentes”, indicó en un comunicado el ministro de Finanzas, Patrick Boivert, que hace de primer ministro en funciones.
La Organización de Estados Americanos (OEA) expresó el lunes su «profunda preocupación» por el actual estado de inseguridad en Haití, instó a la ONU a impulsar en su seno esfuerzos de cooperación para atender la situación y consideró «irresponsable» demorar más las medidas y acciones necesarias.
«La Secretaría General de la OEA está decidida a fortalecer su cooperación con Haití para enfrentar los desafíos actuales de inestabilidad democrática, desempleo, inseguridad alimentaria, analfabetismo, inseguridad sanitaria, corrupción y otros problemas sociopolíticos y socioeconómicos que afectan al país y que son exacerbados por la perpetua violencia de los elementos criminales que tienen secuestrado al país», dijo en un comunicado.