El Pentágono confirmó este sábado que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y el Reino Unido encabezaron otra ronda de ataques sobre 18 objetivos hutíes en Yemen. Las maniobras contaron con el apoyo de naciones aliadas -entre ellas Australia, Bahrein, Dinamarca, Canadá, los Países Bajos y Nueva Zelanda- y permitieron neutralizar sitios clave de los rebeldes.
Los “ataques necesarios y proporcionados se dirigieron específicamente contra 18 objetivos hutíes en ocho lugares de Yemen”, entre los que se encontraban almacenes de armas, aviones no tripulados, vehículos submarinos, sistemas de defensa aérea, radares y hasta un helicóptero, informó el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, y precisó que en el caso de su país participaron cazas que despegaron desde el USS Dwight D. Eisenhower.
“Seguiremos dejando en claro a los hutíes que sentirán las consecuencias si no cesan sus ataques ilegales, que dañan a las economías de Oriente Medio, generan daños ambientales e interfieren en el envío de ayuda humanitaria a Yemen y otros países”, agregó. “Estados Unidos no dudará en accionar, según se necesite, para defender vidas y el libre flujo de comercio en una de las vías más críticas del mundo”, concluyó con énfasis.
El ataque se produjo en un momento en el que los hutíes intensificaron sus ofensivas sobre las naves israelíes y aliadas e, inclusive, tras una advertencia del líder insurgente sobre la incorporación de armas submarinas.
“En estas operaciones, también nos dirigimos hacia una escalada en términos de intensidad y tipo. Esto implica la activación de misiles, drones, barcos militares y la introducción de armas submarinas, lo cual es preocupante para el enemigo”, declaró este jueves Abdulmalik Badradín al Huti.
Desde el 19 de noviembre, el grupo lleva lanzados por lo menos unos 57 ataques, dos de ellos esta misma semana, que acabaron con una nave incendiada y otra flotando a la deriva por los graves daños que dejaron los impactos de misiles.
Es por ello que por cuarta vez desde el 12 de enero -y por segunda tan sólo este mes- los ejércitos estadounidense y británico realizan una acción de este estilo. Desde un primer momento, el presidente Joe Biden y otros homólogos de occidente aseguraron que no tolerarán ofensivas del grupo proiraní que amenacen la libre navegación en el mar Rojo o que dejen a la región ante el riesgo de una escalada en el conflicto.
No obstante, esta no es una tarea sencilla dado que la contraparte cuenta con el respaldo del régimen de Teherán, para su aprovisionamiento y operaciones. “Nunca dijimos que hemos borrado del mapa todas sus capacidades. Sabemos que los hutíes mantienen un gran arsenal, son muy capaces, tienen armas sofisticadas, y eso es porque siguen obteniéndolas de Irán”, explicó la portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, sobre el alcance de sus ataques.
De todas formas, a la par de estas grandes maniobras, los buques desplegados en las aguas siguen operando y neutralizando los misiles enemigos. Este mismo sábado, el destructor USS Mason derribó un misil balístico antibuque que había sido lanzado desde zonas controladas por los hutíes y -probablemente- estaba dirigido hacia el MV Torm Thor, un petrolero de bandera estadounidense que navegaba en el Golfo de Adén.
Por otro lado, el Departamento de Justicia de Washington anunció la víspera cargos contra cuatro personas acusadas de transportar armamento de fabricación iraní hasta el país. El material fue incautado por efectivos SEAL de la Marina y agentes de la Guardia Costera, el pasado 11 de enero, evitando así que caiga en manos de los enemigos.