Las autoridades de Australia capturaron a un obispo de la Iglesia católica retirado por presuntamente cometer 19 delitos de abusos sexuales y pederastia entre 2008 y 2020, quien deberá comparecer ante un tribunal para responder a las acusaciones.
El obispo Christopher Saunders, quien renunció a su cargo en 2020 -año en el que las primeras denuncias salieron a la luz y tras casi medio siglo al servicio de la Iglesia católica- fue arrestado en su vivienda en la ciudad de Broome, en el noroeste del país, según un comunicado de la Policía del estado de Australia Occidental, publicado el miércoles 21 de febrero.
Saunders ha sido acusado de dos delitos de penetración sexual sin consentimiento, catorce de asalto ilegal indecente y tres de gestión indecente por parte de una persona con autoridad de un menor de entre 16 y 18 años, agrega la nota.
Este jueves, el clérigo deberá comparecer ante el tribunal de Broome, que tiene previsto abordar las acusaciones en su contra, de acuerdo con el programa publicado en el portal oficial de la corte.
Saunders, de 74 años y quien asumió el cargo de obispo de Broome en 1995, ha estado bajo sospecha desde 2020, cuando salieron a la luz una serie de acusaciones por conducta sexual inapropiada.
Las autoridades australianas comenzaron entonces a investigar ese mismo año las denuncias, pero poco después la Fiscalía de Australia Occidental cerró el caso sin formular cargos, según recoge la cadena pública australiana ABC.
El caso volvió a cobrar importancia el pasado septiembre, cuando los medios australianos filtraron partes de un informe realizado por el Vaticano que indicó que se sospecha que Saunders asaltó sexualmente a cuatro adolescentes y a un número indeterminado de varones.
El reporte igualmente reveló sospechas de que el ahora exobispo potencialmente sedujo a otros 67 jóvenes y usó fondos de la Iglesia para comprar alcohol para los jóvenes aborígenes mientras ocupaba cargos de autoridad.
En 2012, el Gobierno australiano creó una comisión para investigar la respuesta de las instituciones públicas, religiosas, sociales, comunitarias y deportivas desde la década de 1950 a las denuncias de pederastia contra decenas de miles de menores.
Tras cinco años de investigaciones, la comisión constató que estos incidentes constituyeron una «tragedia nacional» y ordenó una serie de indemnizaciones.
En el ojo del huracán de estas investigaciones estuvo la Iglesia católica australiana, donde unos 1.900 sacerdotes, curas y otros de sus miembros, entre ellos 93 altos cargos, fueron vinculados a unas 4.500 denuncias de abusos sexuales contra menores entre 1980 y 2015.
Una de las figuras más prominentes de la Iglesia católica de Australia que afrontó acusaciones por abusos sexuales a menores en la década de 1990 fue el fallecido cardenal George Pell, el ex número tres del Vaticano.
Pell fue condenado en 2018 y posteriormente absuelto en 2020 por el Tribunal Superior del país, después de que pasara 13 meses en prisión.