Un tribunal moscovita ordenó hoy el arresto en ausencia de Borís Akunin, uno de los escritores contemporáneos más leídos en Rusia, quien recientemente fue puesto en busca y captura por los cargos de llamamiento a acciones terroristas y difusión de información falsa sobre las Fuerzas Armadas rusas.
La medida cautelar entrará en vigor una vez que Akunin, que reside fuera Rusia, sea capturado o extraditado y tendrá una duración de dos meses, informó la oficina de prensa del tribunal del distrito Basmanni de Moscú.
En diciembre pasado Borís Akunin (seudónimo de Grigori Chjartishvili), que en 2000 fue declarado “Escritor ruso del año” y ha recibido premios fuera de Rusia, fue incluido en la lista de “extremistas y terroristas” y a comienzos de este año fue declarado “agente extranjero”.
El escritor, de 67 años, saltó a la fama con una serie de novelas ambientadas en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, que tienen como protagonista a Erast Fandorin, un singular detective que se convirtió en un personaje entrañable para los lectores.
La saga de Fandorin ha sido traducida a varios idiomas, incluido el español.
Su primera novela, “Azazel”, fue publicada en 1998 y ese mismo año salieron a la venta otros tres libros con las peripecias de Fandorin.
En vísperas del inicio de la guerra de Ucrania (24 de febrero de 2022), Akunin dio una entrevista a un medio internacional en la que acusó al presidente ruso, Vladímir Putin, de ser un “dictador” con ambiciones postimperialistas y de haber llevado al país a un estado de “semidesintegración”.
” Moscú considera a Ucrania y a las otras antiguas repúblicas soviéticas parte de su ‘zona de influencia’ y no quiere que ésta se reduzca. Toda la crisis ucraniana, desde la toma de Crimea a la financiación de la revuelta en el Donbás, es un castigo a Ucrania porque en 2014 el nuevo Gobierno decidió dar un giro del Este al Oeste”, aseguró entonces.
En diciembre pasado Amnistía Internacional, a través de Marie Struthers, su directora para Europa Oriental y Asia Central, reaccionó a la apertura de una causa penal contra el escritor, que calificó de “infundada”, y dijo que ejemplifica “la actitud revanchista de Rusia contra cualquiera que se atreva a expresar disidencia”.