El ejército estadounidense bombardeó a fuerzas de élite iraníes y grupos proiraníes en Irak y Siria en represalia por la muerte de tres soldados en una base de Jordania.
«Los ataques aéreos emplearon más de 125 piezas de munición de precisión», afirmó el comando militar para Oriente Medio, Centcom, en las redes sociales.
Especificó que los objetivos incluían centros de mando y de inteligencia, así como instalaciones de almacenamiento de cohetes, misiles y drones pertenecientes a milicias y fuerzas iraníes «que facilitaron ataques contra las fuerzas estadounidenses y de la coalición».
Joe Biden había prometido responder al mortífero ataque con drones perpetrado el domingo cerca de la frontera con Siria y atribuido por Washington a grupos respaldados por Irán.
El Pentágono precisó que los ataques del viernes movilizaron numerosos aviones de combate, incluidos bombarderos de largo alcance, y tuvieron como blanco más de 85 objetivos.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) indicó que «al menos 13 combatientes proiraníes murieron» en bombardeos en el este de Siria.
En los últimos días la Casa Blanca ha afirmado que Biden no es partidario de una escalada regional ni de un conflicto abierto con Irán, de modo que las represalias serán múltiples, contra distintos objetivos y escalonadas en el tiempo.
Las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio han sufrido numerosos ataques desde el comienzo de la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza.
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