En el cementerio de Barrio Mejía de La Ceiba se registró un hecho insólito.
Los familiares de una persona que falleció querían enterrar a su ser querido y al llegar a la entrada del cementerio se encontraron las puertas cerradas.
Las autoridades no querían dejar ingresar el cuerpo del señor Rafael Garrido.
El administrador cerró con candados el panteón y dejó policías municipales para resguardar los accesos. Al parecer todo se debió a un mal entendido que dejó muy mal sabor de boca para los dolientes, quienes esperaron horas para enterrar a su familiar fallecido.