La joven guatemalteca Analida no encontró otro escape a la violencia de su pareja que viajar cerca de 2.500 kilómetros hasta la frontera de Estados Unidos junto a sus tres pequeños hijos.
La violencia de género y doméstica es uno de los flagelos que más castiga a las mujeres en los países de América Central. Una recopilación de datos de observatorios de género nacionales, hecha por la plataforma colaborativa de periodismo La Lupa, encontró que en 2022 se registraron en la región unas 1.028 muertes violentas de mujeres a manos de hombres. Unas 992 fueron clasificadas como feminicidios.
Analida conoce de cerca estos maltratos, y no es la única. Las denuncias de violencia doméstica en Guatemala muestran una tendencia al alza en los últimos 15 años, según el portal Guate en Datos. Cifras recientes del Instituto Nacional de Estadística de ese país documentan unas 36.236 víctimas de violencia intrafamiliar en 2022, la inmensa mayoría (más de 31.000) son mujeres.
La joven madre salió de su país hace un año y hoy, en el lado estadounidense de la frontera entre Ciudad Juárez, México, y El Paso, Texas, Analida cuenta su historia y el futuro que desea para sus tres niños de nueve, ocho y seis años.
“Quería una familia”
«Yo estaba bien, estable. Tenía a mis hijos, pero el papá de ellos, lastimosamente cometí el error de enamorarme de él. Pensé que había escogido una buena pareja. Al principio me lo pintó de color de rosas, me embaracé de mi primera hija y ahí se volvió todo un infierno».
La empezó a engañar. La dejaba encerrada en la casa. La maltrataba. Se dio cuenta que su pareja, además, era alcohólico y drogadicto. «Ya no podía salir, la única ocasión era para ver cómo estaba mi bebé, y la mamá me llevaba a verlo», dijo.
«No, no podía ver a mi familia, no podía ver a nadie… fingí por cinco años. Fueron muy duros golpes, maltratos, amenazas. Después de mi primera hija, me agredió sexualmente. Tenía 30 días de haber nacido mi primera hija cuando me embaracé de la segunda. Fue horrible, doloroso… pero ahí está mi niña», afirmó.
Analida se empezó a cuidar a escondidas de él, pero cuando éste se dio cuenta de que estaba evitando tener más hijos, se enojó y la golpeó. «Perdí la noción, no recuerdo nada. Solo recuerdo que me caí y cuando me volví a despertar, él ya estaba abusando de mí y resulté embarazada de mi tercer bebé. Ahí dije: ya no puedo más», dijo.