Kfir Bibas, el rehén más pequeño de Hamás, cumple hoy un año en cautiverio después de ser secuestrado el pasado 7 de octubre en el kibutz Nir Oz con sus padres, Yarden y Shiri, y su hermano Ariel, de 4 años.
Todos ellos están aún cautivos en la Franja de Gaza sin pruebas sobre si están vivos o muertos.
Kfir, que fue secuestrado antes de cumplir nueve meses, y su hermano Ariel, son los únicos niños que siguen secuestrados dentro del enclave tras 104 días de guerra, desde ese 7 de octubre, cuando Hamás cometió un brutal ataque en suelo israelí en el que más de 1.200 personas fueron asesinadas y 240 secuestradas.
«El cumpleaños más triste del mundo», anunció hoy El Foro de Familiares de Rehenes y Desaparecidos, que ha organizado esta tarde en Tel Aviv, un acto en homenaje a Kfir para demandar su liberación.
El brazo armado del grupo terrorista palestino Hamás, las Brigadas Izz Ad Din al Qasam, anunciaron el pasado 29 de noviembre que Shiri Silberman Bibas, de 32 años y de origen argentino, y sus dos hijos Ariel y Kfir, habían muerto en un bombardeo de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sobre la Franja, pero no aportaron ninguna prueba al respecto.
Pocos días después, publicaron un vídeo de Yarden Bibas, de 34 años -quien aparentemente pasaba su cautiverio separado del resto de su familia- en el que le pedía al primer ministro, Benjamín Netanyahu, que pusiera fin a la guerra para que él pudiera reencontrarse con su mujer e hijos.
«De alguna manera puedo sentir que siguen vivos. No puedo explicarlo, pero es lo que siento. No tengo otra opción», señaló Shnaider.
Casi dos meses después, las Fuerzas de Defensa de Israel no han podido verificar esa información, algo que sí ha ocurrido con otros rehenes que las organizaciones terroristas islámicas han dado por muertos, por lo que nadie de la familia argentino-israelí Bibas figura en la lista de los 27 rehenes que se creen muertos en cautiverio de los 136 que aún permanecen en la Franja.
Sin embargo, el hecho de que la madre y los dos menores no fueran liberados durante la tregua de una semana en noviembre hizo levantar sospechas sobre si estaban o no vivos. También se especuló sobre la posibilidad de que estuvieran en manos de otros grupos terroristas islámicos con los que Hamás no había podido entablar contacto.
En esa tregua, entre el 24 y 30 de noviembre, Hamás liberó a todos los menores que mantenía secuestrados, la mayoría de ellos con sus madres, entre el total de 105 rehenes que fueron entregados en canje por la excarcelación de 240 terroristas palestinos presos.