El gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, acoge el viernes en Washington a una delegación mexicana de alto nivel para hablar de la crisis migratoria, un tema candente en un año electoral en ambos países.
Se trata de examinar las medidas adoptadas por ambos gobiernos para ver «qué está funcionando, dónde hay que hacer ajustes», afirmó este jueves una funcionaria estadounidense que pidió el anonimato en una rueda de prensa telefónica.
«No se esperan grandes anuncios», dijo, debido a que han transcurrido tan solo unas semanas desde la última cita en México, a finales de diciembre.
Los cruces fronterizos de migrantes en situación irregular se han convertido en una pesadilla para el líder demócrata Biden, bajo presión de los republicanos que exigen medidas migratorias enérgicas como condición para dar su visto bueno en el Congreso a más ayuda para Ucrania.
La presión de los republicanos va en aumento a medida que se acercan las presidenciales de noviembre.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, simpatizante del expresidente republicano Donald Trump, desafía abiertamente la autoridad del gobierno de Biden, impidiendo el acceso de la patrulla fronteriza a un sector de la frontera con México por donde transitan los migrantes.
La reunión se celebra una semana después de que una mujer y dos niños mexicanos murieran ahogados cuando intentaban cruzar la frontera sin que los agentes federales tuvieran acceso al lugar para prestarles asistencia.
Y pocos días después de que Trump, principal favorito de su partido para ser el rival de Biden en los comicios de noviembre, amenazara con cerrar la frontera con México si regresa a la Casa Blanca.
En mayo, el gobierno de Biden levantó una norma sanitaria que permitía bloquear en la frontera a casi todos los migrantes que llegaban sin la documentación necesaria para entrar.
Para contrarrestar la suspensión, introdujo «vías legales» que obligan a los migrantes a pedir cita a través de una aplicación de teléfono móvil o a hacer los trámites en los países por los que pasan, por ejemplo acogiéndose a permisos humanitarios y de reunificación familiar.
Aquellos que intentan entrar en el país eludiendo estas vías pueden ser expulsados mediante repatriaciones aceleradas.
En los últimos ocho meses más de 482.000 personas han sido expulsadas o devueltas, informó otro funcionario estadounidense que pidió el anonimato en la rueda de prensa.
Estados Unidos presume de una buena relación con el gobierno mexicano, que «no ha realizado petición de apoyo financiero» para las operaciones de control fronterizo, aseguró la funcionaria.
En el encuentro del viernes participarán, entre otros, el secretario de Seguridad Interior estadounidense, Alejandro Mayorkas; el jefe de la diplomacia, Antony Blinken; y su homóloga mexicana, Alicia Bárcena.
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