Las celebraciones de los fieles católicos por el Cristo Negro se desarrollan con devoción en la comunidad garífuna de Corozal en La Ceiba, Atlántida, con la novena al Milagroso Señor de Esquipulas, como se le llama oficialmente.
Los garífunas celebran su Feria patronal, actualmente celebran una misa y cuando termina llevan al Cristo Negro de la iglesia a un altar de la misma comunidad en procesión.
429 años después de su llegada a Esquipulas, el Cristo en madera tallado por el escultor Quirio Cataño sigue desplegando historias de fe atravesadas por limitaciones económicas y de salud en muchos guatemaltecos.
En su investigación La Feria del Cristo Negro de Esquipulas en Guatemala, 1770-1845, la historiadora María del Carmen Pinto Morán expone que una vez se extendió la evangelización en el área, “nació la idea de tener una imagen de culto”, puesto que en la capital ya era reconocida la imagen del Señor crucificado, y para no ser “menos”, los pobladores del oriente también quisieron tener una.