La inflación vuela en la Argentina y parece no tener control. Según datos oficiales, los aumentos de precios en diciembre subieron un 25,5 % y la cifra anual se disparó a un 211,4 %, la más alta en tres décadas, en medio de un tenso clima social tras la asunción de Javier Milei como presidente.
Los analistas argentinos también predicen que para 2024, la inflación acumulada llegará al 213 %.
Los registros del año anterior revelan además que Argentina superó a Venezuela por primera vez en años y se convirtió en el país con la mayor tasa de inflación de toda América Latina. El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), independiente del gobierno, informó que el aumento de precios en esa nación llegó al 193 % en 2023, por debajo del argentino.
Además, distintos especialistas consultados por la Voz de América advirtieron que esta cifra deja un escenario de tensión económica para la Argentina en todo 2024.
“Para enero esperamos una inflación en torno al 20 %, apenas un escalón por debajo de diciembre, y vendrán meses con similares características”, aseguraron los economistas de la consultora C&T.
Estas proyecciones no suponen una sorpresa si se tiene en cuenta que el propio presidente Javier Milei auguró «dos años de sacrificio» antes de que la economía argentina pueda reactivarse.
«Va a haber una estanflación, porque cuando hagas el reordenamiento fiscal eso va a impactar negativamente en la actividad económica», había declarado días previos a asumir formalmente su cargo.
Los motivos detrás del salto inflacionario
La aceleración de los precios en el último tramo del año pasado se explica en gran parte por la devaluación del 54 % del peso que aplicó el nuevo gobierno en los primeros días de comenzada su gestión y la liberación de los controles de precios en distintos sectores que anteriormente estaban regulados por el Estado, explicó a la VOA el economista de la firma consultora Empiria Matías de Luca.
En este sentido, la división de mayor aumento en el mes fue la de bienes y servicios, salud y transporte, a raíz de incrementos en productos de cuidado personal, medicamentos, cuotas de medicina prepagadas, y el precio de los combustibles.