(AFP) Rescatistas japoneses luchaban el miércoles por encontrar sobrevivientes en medio de la fuerte lluvia y el riesgo de deslizamientos, tras el potente terremoto que dejó al menos 62 muertos.
El sismo de magnitud 7,5 del 1 de enero estremeció la prefectura de Ishikawa, en la isla principal de Honshu, provocó olas de tsunami, desató un incendio y destrozó carreteras.
La península de Noto fue la más golpeada, con varios edificios consumidos por el fuego y casas destruidas.
El gobierno regional anunció el miércoles que 62 personas murieron en el sismo y 300 resultaron heridas, 20 de ellas de gravedad.
Pero se teme que el saldo aumente, en momentos en que los trabajadores buscan entre los escombros en medio del mal tiempo y las réplicas del sismo.
Más de 31.800 personas se encontraban en refugios.