Hace pocas semanas, el mundo presenció un importante acontecimiento en el continente americano. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, propuso a su homólogo estadounidense, Joe Biden, un reseteo de las relaciones entre ambos países tras la ruptura de sus lazos en 2021 después de la invasión rusa a Ucrania.
Este intento de acercamiento se produce después de que el Ejecutivo venezolano y la oposición firmaran el acuerdo de Barbados el pasado mes de octubre. En este, Maduro se comprometía a realizar elecciones libres, lo que conllevó un levantamiento temporal de las sanciones económicas por parte de Biden a Venezuela.
El acercamiento ha continuado esta semana con un intercambio de presos: Washington ha liberado al empresario colombiano Alex Saab, un presunto testaferro de Maduro, en un acuerdo que incluye la puesta en libertad por parte de Venezuela de diez ciudadanos estadounidenses y de una veintena de presos venezolanos.
Ahora, el líder venezolano busca el reinicio de las relaciones comerciales entre dos países que hasta hace apenas dos años habían sido socios comerciales. Este acercamiento, a priori, responde a intereses económicos relacionados con el comercio de petróleo. Los expertos, sin embargo, aseguran que este movimiento de fichas va más allá y esconde un importante tira y afloja entre Maduro y Biden, que tendrían la celebración de elecciones en el punto de mira.
Maduro juega al despiste
Ante la cita con las urnas del actual presidente de EE. UU., Joe Biden -previstas para el 5 de noviembre de 2024-, el líder de Venezuela estaría «tratando de ganar tiempo» para evitar los comicios en su país, que deberían celebrarse en el segundo semestre del próximo año. «Yo no creo que Maduro quiera celebrar elecciones», confiesa Fernando Pedrosa, politólogo, profesor e Investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El objetivo del heredero del chavismo explica, es correr una cortina de humo y jugar al despiste. Para ello trataría de dejar que el presidente de EE. UU. acapare el protagonismo internacional al jugarse la presidencia, haciendo que el espectro político mundial se olvide de él (Maduro) y su régimen.
«Si Biden pierde las elecciones en noviembre, entre que se hace el cambio de presidente y tal…» correría el tiempo a favor de Venezuela. Si, en efecto, Biden tiene que abandonar la Casa Blanca, el venezolano «probablemente pensaría, ‘¿quién se va a acordar de mí ahora?», explica el bonaerense.
Por ello, este politólogo se muestra escéptico ante la postura de Venezuela, pues, además, siempre se ha caracterizado, según los precedentes, por prometer concesiones que luego no lleva a cabo. «Maduro está jugando con ellos (EE. UU.)». En la misma línea, Anna Ayuso, investigadora sénior del CIDOB (Centro de Barcelona de Asuntos Internacionales), explica a este medio que este modus operandi es característico de Maduro. Cuando llegan las elecciones, comenta, «descalifica a los contrincantes. Es lo que ha pasado continuamente. Es Maduro quien rompe las reglas».
Biden quiere sacar músculo
En el otro lado del tablero se encuentra Biden, que según indican los expertos, busca sacar músculo para poder ser reelegido presidente en su cita con las urnas en poco menos de un año. «Necesita mostrar liderazgo y que se vea que a Maduro le va a poner límites», explica Pedrosa.
Con el objetivo de evitar una nueva victoria del expresidente Donald Trump, Biden se está esforzando para crear una imagen exterior que le impulse en los comicios. «Por eso le vemos viajando a todos lados, con diferentes reuniones, con Xi Jinping…», detalla el docente.
En pleno pulso, y cumpliendo con lo acordado, Biden ha paralizado algunas de las sanciones que Trump impuso a la empresa estatal venezolana PDVSA como principio de este acercamiento que ahora espera las concesiones de Venezuela. «Ha levantado las pesadas, las comerciales, y ha dejado algunas funcionales como las de los funcionarios», indica. A pesar de este primer paso, el líder norteamericano ha avisado de que, si las condiciones acordadas para unas elecciones democráticas no se cumplen, las sanciones se reactivarán.
«Este es el juego de la política internacional», en el que, a base de presión, asevera Pedrosa, «Estados Unidos y Europa buscan sonsacarle para negociar» y arrinconarle hasta «forzarle para que haga elecciones limpias». Sin embargo, el politólogo se muestra escéptico ante la posibilidad de que esto pueda suceder: «Yo creo que eso no va a pasar».
«No va a haber alternativa»
Con la mirada puesta en un acercamiento que, a priori, debería saldarse con la celebración de elecciones legítimas en Venezuela, surge una pregunta. ¿Podría este cambio en las relaciones de ambos países paliar la situación de pobreza que vive el 53% de la sociedad venezolana? -según los datos de 2022 del portal Statista-.
«Soy bastante pesimista», explica al respecto Ayuso. Teniendo en cuenta los precedentes, Maduro siempre se ha caracterizado por «hacer algunas concesiones» inicialmente y prometer ciertas cosas que no suele cumplir, explica.
Más allá de unos comicios de garantías, las fuentes consultadas detallan que, teniendo en cuenta la situación que atraviesa el país, es complicado que alguien pueda desbancar a Nicolás Maduro, al menos a corto plazo. «Yo creo que en las elecciones presidenciales no va a haber alternativa», concreta la investigadora.
¿Posible cambio de guardia?
Para que las tornas puedan cambiar, comenta Ayuso, podría «darse una cierta transición hacia un mayor pluralismo», comenta en referencia al papel de la oposición, que en las últimas décadas no ha ofrecido mucha batalla. «Si consigue ir unida podría recuperar espacios de poder, lo que supondría un contrapeso» al férreo mando de Maduro, comenta.
Esta es una de las opciones que podría funcionar, indica la investigadora, aunque no sería «en un corto plazo, sino a medio plazo». El problema, confiesa, es que «hasta ahora han ido desunidos». De hecho, la única vez que fueron juntos a las legislativas «ganaron con mayoría parlamentaria».
Por ello, arrebatarle el poder al actual presidente «sería más fácil de forma local que directamente en las presidenciales», indica Ayuso. «No creo que vaya a haber una cesión importante de Maduro» en la próxima cita en las urnas, concluye.
En esta misma línea, Pedrosa, explica que, a su juicio y con la situación actual del país, las cosas «no tienen pinta de mejorar». «Me parece que no existen las condiciones para que Maduro pueda dejar el poder a corto plazo», insiste. «Tiene un control muy extendido del territorio, de las Fuerzas Armadas, incluso de grupos paramilitares», indica.
Para este politólogo no hay muchas -posibilidades «de sacarlo por las buenas», indica. Para que la situación cambie «debería existir una ruptura dentro de las Fuerzas Armadas». Estas, controladas por el propio Maduro, deberían tomar una postura contraria a él, lo que comenzaría a mostrar la división del régimen. «Si no quiebra el apoyo interno» o se rompen las Fuerzas Armadas, «no creo que haya otra manera de ganarle», concluye.