El régimen de Cuba anunció que el año entrante tomará una serie de medidas económicas drásticas para reducir los números negativos de la crisis en la que se encuentra inmersa la isla desde hace años. Así, en 2024 se darán subas en el precio del combustible, la electricidad, el agua y otros servicios primarios y se pondrá fin al subsidio universal a la canasta básica de alimentos, único medio por el que gran parte de las familias logra acceder a un mínimo de productos.
El primer ministro, Manuel Marrero, explicó durante la presentación del plan de choque económico ante la Asamblea Nacional que la idea es pasar a “subsidiar a personas y no a productos”, con lo que -asegura- lograrán “un esquema más justo y eficiente”. Para ello, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social trabajará “en las próximas semanas y meses” para identificar a las personas en base a su grado de “vulnerabilidad” y las asistirá de acuerdo a éste.
“No es justo que reciban lo mismo los que mucho tienen que los que muy poco tienen. Hoy nosotros le subsidiamos lo mismo a un ancianito pensionado que al dueño de grandes negocios privados que tiene mucho dinero”, dijo y sumó que no se dejará a “nadie desamparado”.
Sin embargo, lo que el funcionario omitió mencionar es que el 88% de la población de la isla vive en una situación de pobreza extrema, con alta inseguridad alimentaria e, incluso con el subsidio actual, con grandes dificultades para adquirir productos básicos.
El VI Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba expuso, a su vez, que la tasa de pobreza aumentó 13 puntos sólo en un año, la de crisis alimentaria cinco, y creció la preocupación por el bajo nivel de los salarios y la inflación en un 50% y 34%, respectivamente.
Asimismo, junto con este importante cambio que afectará de lleno a gran parte de la población, el régimen de Miguel Díaz-Canel recortará otros subsidios, esta vez sobre servicios esenciales como el agua, la electricidad, el gas licuado y los combustibles.