Después de 1.000 días sobre la superficie de Marte, el rover Perseverance de la NASA descubrió nuevos detalles sobre un antiguo lago y delta fluvial del planeta rojo
Estos nuevos datos, obtenidos gracias al minucioso trabajo de investigación sobre el terreno del rover, están ayudando a los científicos a reconstruir el misterioso pasado de Marte y, en última instancia, podrían determinar si alguna vez existió vida en ese planeta.
Perseverance y su compañero helicóptero, Ingenuity, aterrizaron en el cráter Jezero el 18 de febrero de 2021 para buscar indicios de antigua vida microbiana.
Como parte de la búsqueda, el explorador robótico acaba de completar su investigación de un delta fluvial que una vez alimentó un lago que llenó el cráter Jezero hace miles de millones de años. Por el camino, Perseverance también ha recogido 23 muestras de rocas de diferentes lugares del cráter y del delta.
Cada muestra, del tamaño de una tiza de aula y encerrada en tubos metálicos, podrá ser devuelta a la Tierra en el futuro por la NASA y la campaña conjunta de retorno de muestras a Marte de la Agencia Espacial Europea. El estudio de las muestras en la Tierra permitiría realizar un análisis más detallado utilizando equipos de laboratorio demasiado pesados para enviarlos a Marte a bordo del rover.
Los científicos compartieron el martes en la reunión de otoño de la Unión Geofísica Estadounidense (American Geophysical Union), celebrada en San Francisco, algunas de las conclusiones que han sacado del viaje de Perseverance por Marte.
Siguiendo el rastro del agua en Marte
El rover recoge muestras utilizando una herramienta de abrasión en su brazo para raspar las superficies rocosas marcianas y luego analiza la composición de la roca al usar su Instrumento Planetario de Litoquímica de Rayos X, conocido como PIXL.
Algunas de las muestras de roca obtenidas recientemente por Perseverance incluyen sílice, un mineral de grano fino que contribuye a la conservación de antiguos fósiles y moléculas orgánicas en la Tierra. Las moléculas orgánicas pueden formarse durante procesos geológicos y biológicos.
«En la Tierra, esta sílice de grano fino es lo que a menudo se encuentra en un lugar que fue arenoso», dijo Morgan Cable, investigador principal adjunto de PIXL en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, en un comunicado. «Es el tipo de entorno en el que, en la Tierra, podrían conservarse los restos de vida antigua y encontrarse más tarde».
Algunas de las rocas también incluían hierro asociado al fosfato, una fuente natural del elemento fósforo que actúa como componente del ADN y de las membranas celulares.
También se detectó carbonato en las muestras. Estos minerales indican entornos pasados ricos en agua, actuando como cápsulas del tiempo de las condiciones ambientales en Marte de cuando las rocas se formaron inicialmente.
«Elegimos el cráter Jezero como lugar de aterrizaje porque las imágenes orbitales mostraban un delta, prueba evidente de que el cráter estuvo ocupado por un gran lago. Un lago es un entorno potencialmente habitable, y las rocas deltaicas son un entorno ideal para enterrar signos de vida antigua en forma de fósiles en el registro geológico», afirma Ken Farley, científico del proyecto Perseverance y profesor de geoquímica del Instituto de Tecnología de California, en un comunicado. «Tras una exploración exhaustiva, hemos reconstruido la historia geológica del cráter, trazando su fase lacustre y fluvial de principio a fin».
Las rocas marcianas cuentan una historia
Los científicos creen que el cráter Jezero se formó cuando un asteroide chocó contra Marte hace 4.000 millones de años.
El Perseverance comenzó su misión estudiando y tomando muestras del suelo del cráter poco después de aterrizar. El trabajo detectivesco del rover ayudó a los científicos a determinar que el suelo del cráter está formado por rocas volcánicas que se formaron debido al magma que afloró a la superficie o a la actividad volcánica de la superficie marciana.
A medida que Perseverance avanzaba, el rover se topó con ejemplos de arenisca y lodolita, lo que sugiere que un río fluyó hacia el cráter millones de años después de su formación. Una capa superior de lodo rica en sal es todo lo que queda para indicar que un lago poco profundo llenó el cráter, llegando a tener 35 kilómetros de ancho y 30 metros de profundidad, antes de que algún cambio climático provocara la evaporación del lago.
El Perseverance también halló indicios de rocas procedentes de otros lugares de Marte que fueron depositadas en el delta del río y en el cráter por ríos de corriente rápida.
«Pudimos ver a grandes rasgos estos capítulos de la historia de Jezero en imágenes orbitales, pero fue necesario acercarnos con Perseverance para comprender realmente la cronología en detalle», declaró Libby Ives, becaria posdoctoral del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
El conjunto de instrumentos de Perseverance tiene la capacidad de detectar estructuras fósiles microscópicas y las huellas químicas dejadas por la vida microbiana, pero el rover no ha detectado ninguna de las dos cosas. Sin embargo, los indicios geológicos recogidos hasta ahora por el vehículo ofrecen un panorama muy prometedor.
«Tenemos las condiciones ideales para hallar señales de vida antigua, ya que encontramos carbonatos y fosfatos, que apuntan a un entorno acuoso y habitable, así como sílice, que se conserva muy bien», explica Cable.
Y la misión aún no termina. El próximo paso será estudiar una zona cercana a la entrada del cráter, donde un río inundó el suelo y dejó depósitos de carbonato similares a un anillo de bañera.