Ken Hudson Campbell, conocido por su papel de Santa Claus en el clásico navideño de 1990 Mi Pobre Angelito y Max Lennert en Armaggedon, fue diagnosticado con un agresivo tumor de carcinoma escamocelular en su boca a finales de octubre. El actor perdió su seguro médico por parte del SAG-AFTRA debido a los años que dejó de trabajar por la pandemia, por lo que los cuidados de esta enfermedad se volvieron cada vez más esporádicos, y para principios de diciembre, el carcinoma se convirtió en un cáncer que debía operarse de manera inmediata.
En enero, Campbell fue sometido a una cirugía para eliminar áreas de displasia, pero el cambio de su cobertura médica no permitió que se le diera el seguimiento necesario, y en tan sólo 10 meses, el cáncer se volvió de carácter mortal. Fue así que el actor de 61 años llegó al quirófano el 7 de diciembre para someterse a una cirugía de 10 horas en la que le extirparían los ganglios linfáticos afectados y gran parte de la mandíbula del actor, utilizando hueso de su pierna para la reconstrucción del maxilar.
Este procedimiento, sumado a los diversos cuidados que el actor requería, hicieron que Campbell y su familia se vieran sobrepasados con la enorme cantidad de gastos, por lo que su hija, Michaela, decidió comenzar una recaudación de fondos a través de la plataforma GoFundMe.
Lo cierto es que el panorama no se veía muy alentador, pues la suma que los Campbell necesitaban para lograr sobreponerse a la enfermedad no era nada pequeña. USD 100 mil dólares fue la meta que Michaela propuso en GoFundMe, pero contra todo pronóstico, no sólo se llegó a la meta, sino que incluso se superó.
Hasta el momento se ha recaudado USD 109 mil para ayudar a Ken en su delicada situación, de la cual ha logrado recuperarse exitosamente. Así lo compartió Michaela a través de GoFundMe.
“El cáncer fue extirpado con éxito, y su hueso de la mandíbula se ha reconstruido a partir de su peroné y unido. A pesar de la hinchazón y las incisiones, tiene muy buen aspecto. (Ken) Se encuentra en muy buen estado. A veces nos hace señales con las manos, escribe sus pensamientos y hace todo lo posible por comunicarse con nosotros, aunque no pueda hablar. A medida que pasan los días, va mejorando poco a poco. Nuestra familia se ha sentido abrumada por todas sus amables palabras, buenos deseos y donaciones. No podemos agradecerles lo suficiente”, escribió Michaela.